יום שלישי, 17 במאי 2016

Behar, aliah de viernes, Iesod en la semana

Behár, aliah de viernes, Iesód en la semana. Vaikra-Lev. 25,42: "Pues siervos-esclavos míos son, que los saqué de la tierra de Mitsráim: no serán vendidos en venta de esclavitud".
La idea de la esclavitud se ha distorsionado con el correr de las generaciones hasta tornarse irreconocible, del mismo modo en que se ha distorsionado la idea de libertad. Un hombre que invierte la mayoría y lo mejor de su tiempo de vigilia en acciones que no apetece, para recibir con estrechez lo necesario para sobrevivir, y una vez cada algunos años es convocado a participar de elecciones en las que no saber realmente entre qué y qué estará eligiendo, es apodado hoy, como si fuera, hombre libre; cuando en realidad todo lo relativo a la libertad fue tomado de él desde el momento mismo de su nacimiento. 
Antes de que asumas por inexorable la distorsión extendida con alevosía sobre la faz de la tierra, bueno es atender a las palabras de justicia que te están prometidas desde la Toráh del Creador. Porque no hay en Israel (en las leyes que Israel tiene por cometido traer al mundo) servidumbre eterna. El sojuzgamiento del hombre por el hombre, en el modo más extremo aceptable entre los hijos de Israel, es aquél en que un hombre hundido en deudas que no cuenta con qué devolver, será como que se vende a sí mismo a sus acreedores, por un tiempo limitado, para cubrir con el esfuerzo de sus manos lo que no ha en su bolsillo; y tal como está explícito en muchos lugares, no le oprimirá su amo, e incluso se preocupará de modo riguroso por el shalóm de quien ha recibido por siervo. La servidumbre-esclavitud en el concepto de Israel, es una situación a la que ningún acreedor quiere verse arrastrado, en consideración a la gravosidad del yugo de responsabilidad que la adquisición de un esclavo le impondrá. Y especialmente, claro será que no se venderá un hombre a la servidumbre de otro a perpetuidad, "pues siervos-esclavos míos son, que los saqué de la tierra de Mitsráim: no serán vendidos en venta de esclavitud" -nuestro verso completo, con valor 3409-, en términos de renunciamiento a la libertad por toda la vida, sino que solamente por un tiempo limitado, para justamente liberarse de la presión de las deudas, y alcanzar con el propio esfuerzo la libertad propia y de cuanto ha con ellos. Y también las condiciones de trabajo del siervo-esclavo son auditadas en detalle, pues toda falla u accidente que ocurra para mal del menesteroso que en el fondo de su caída fue vendido a un amo, será considerada también como moneda hábil para redención de su condición y de su deuda a una vez: [Shemot-Ex. 21,27] "y si un diente de su esclavo u de su sierva hará caer, a la libertad le enviará a cambio de su diente". No obstante, también el esclavo deberá comprender que, de no haber iniquidad cometida de parte de su amo, debe él conducirse ante él con sumisión, con mente pequeña, en toda situación, y someterse a él, y no como sucedió en el campamento de Avrahám, que recibió a Hagár, sierva de su esposa Saráh, por esposa, para erigir a Saráh y a sí mismo descendencia, [Bereshit-Gen. 16,4] "y vendrá a Hagár, y concebirá; y verá que ha concebido, y perdió importancia su ama a sus ojos"; y no comprendió ya Hagár su lugar, y se rebeló. Pues si tomará sobre sí con sumisión pasar lo que le fue impuesto, y a la hora de la liberación, se distinguirá de la servidumbre para recibir mente-conciencia de grandeza nuevamente, como corresponde a un hombre libre; [Shemot-Ex. 34,2] "y estáte listo a la mañana, y subirás en la mañana hacia el monte Sinái, y te pararás para mí allí sobre la cabeza de la montaña", listo a ser iniciado en las leyes del Creador, para convertirte en esclavo exclusivamente del Amo de todo, y no más siervo de sus siervos serás.
Y no es posible comprar o vender al hombre de modo completo (al mismo modo en que también la tierra no puede ser vendida a perpetuidad) pues ya tienen dueño y amo desde el inicio, "pues siervos-esclavos míos son, que los saqué de la tierra de Mitsráim" ("ki 'avadái hém Ashér hotséTi Otám meErets mitsráim" = 2326), [Crón.1 29,12] "y la riqueza y el honor provienen de ante tí, y tú gobiernas en todo, y en tu mano fuerza y vigor, y en tu mano engrandecer y fortalecer a todo", y ¿cómo sabrá el hombre qué advendrá sobre él, y qué parirá el nuevo día?. (Daniel 10,11) "Y dirá a mí Daniel, hombre de gracias-encantos: comprende en las palabras que yo digo hacia-para tí" ("vaióMer Elái daniEl Ish jamudót havén badvarím Ashér Aní dovér Eléja"); pues por encima de la sabiduría está el corazón bueno que hará al hombre querido y amable ante el E-lokím, y quien te dice estas palabras no es sino "Daniel, hombre de gracias-encantos" ("daniEl Ish jamudót" = 864), que en toda ocasión se levantará (Bereshit-Gen. 33,5) "y elevará sus ojos" ("vaisá Et 'eináv") a las alturas, y será correcto en sus cualidades y medidas, [Bereshit-Gen. 25,14] "y Mashmá y Dumáh y Masá" ("umashmá' vedumáh umasá"): Mashmá (de shomé'a, que oye o mashmí'a, que hace oir), que está dispuesto siempre a atender y a decir lo necesario, Dumáh (de dumiáh, silencio), que sabrá también cuándo es justo callar y silenciar, y Masá (literalmente, carga), que estará listo incluso a tomar sobre sí toda carga o peso que sea necesario, para bien de su mundo y suyo propio. Y no ha lugar al error, siendo que [Job 14,4] "¿quién dará puro de lo impuro? Niguno" (¿acaso podrá la impureza producir pureza?); el impuro jamás parirá al puro, y no hay mitsváh-precepto u mérito de bien que puedan ser rectamente realizados por vía del pecado.
Por consiguiente, ni siquiera los más indigentes y confundidos del pueblo, "no serán vendidos en venta de esclavitud" ("ló imajrú mimkéret 'áved" = 1083), tampoco de modo encubierto u disfrazado, tampoco por vía de la persuasión y el engaño al estilo de la esclavitud que obran condiciones de trabajo privatorias de esperanza, y tampoco por medio de las leyes de todo régimen humillante y degradado que determine de qué modos habrá de vivir el hombre; pues cada hombre libre tiene derecho y deber de levantarse de su caída, [Job 11,12] "y el hombre vacío de saber, adquirirá corazón; y el burro pequeño y salvaje, hombre nacerá": que el hombre que está vacío, cual sin corazón, incapaz de comprender su camino (en palabras de Rash"i), el necio y vacío de sabiduría, aún cuando realizó el esfuerzo (que le llevó a pecar, o a perder en su necedad las condiciones de su libertad) por falta de conocimiento, aún así será castigado (cargará con responsabilidad por sus actos aún cuando no sabía cuáles serían de modo natural sus consecuencias), pues digno y esperable es del necio vacío de sabiduría que adquiera corazón, que se esfuerce en la sabiduría para inteligir los caminos de Hashém; pues todo hombre es al nacer como un burro joven y vacío, salvaje por no saber; y cuando aliste su corazón se hará inteligente y sabio. ¡Y tan digno será, para todo hombre en dicha condición, preparar su corazón para habituarse a la sabiduría! (hasta aquí, palabras del Metsudát David); entonces, engendrará en su interior, adquirirá corazón para retornar a su Creador y revisar sus acciones (Rash"i) para rectificarlas, y aún como hombre nuevo nacerá, o sea que se enseñará a sí mismo a ser un hombre nuevo de acuerdo al orden de los hijos del hombre (que mediante sus propias acciones adquirirán capacidad a llevar a la acción el derecho a la libertad connatural a sus almas) y dará dirección y propósito a su camino (Rash"i); y comprende lo dicho. Y si te esfuerzas en inteligir a partir de cuanto te he dicho, no será importante tu pasado ni de dónde provienes, (Devarim-Deut. 28,13) "y te pondrá Hashém a la cabeza" ("unetanjá Hashém leróSh"). Y ahora, la libertad está ante tí. Disponte al camino, toda en tu morral la sabiduría de E-lokím por víveres para el camino, y levántate: (Reyes2 4,26) "¡corre ya a su encuentro!" ("rúts ná likraTáh").

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