יום שלישי, 12 באפריל 2016

Metsorá, aliah de miércoles, Nétsaj en la semana

Metsorá, aliah de miércoles, Nétsaj en la semana. Vaikra-Lev. 14,40: "Y ordenó el sacerdote-cohén, y extrajeron las piedras que hay en ellas la peste; y las arrojaron a fuera de la ciudad, a un lugar impuro".
Las enfermedades espirituales son infecciosas y contagiosas; frente a la hermeticidad de las almas, van y ensanchan su área de acción y se fortalecen y se multiplican, hasta que despierte el hombre a la enmienda que vienen a señalar. En nuestro caso, la tsaráat traspasó ya las fronteras del hombre individual, y se reveló sobre las paredes de la casa. "Y ordenó el sacerdote-cohén, y extrajeron las piedras que hay en ellas la peste; y las arrojaron a fuera de la ciudad, a un lugar impuro" -nuestro verso entero, con valor 3107. Pues en la enmienda y rectificación de lo que se ha distorsionado está prohibido demorarse: [Shemot-Ex. 22,25] "si dañar dañares el vestido de tu prójimo, hasta la puesta del sol devuelve-compensa a él", y claro está que [Prov. 10,32] "los labios del tsadík-justo sabrán la voluntad (recta), y la boca de los malvados (cosas) revueltas".
La redención requiere discriminación, depuración: en una situación extrema, cuando no hay ya oportunidad de reparar, la supervivencia de lo sano pasa por el descarte de lo podrido: "y ordenó el sacerdote-cohén, y extrajeron las piedras que hay en ellas la peste" ("vetsiváh hacohén vejiltsú Et haAvaním Ashér bahén hanéga'" = 1522), que será [Prov. 10,25] "como al paso de una tempestad, y no hay-resta malvado, y el tsadík-justo es fundamento del mundo", que goza de perpetuidad. Y la distinción es urgente: (Ez. 18,30) "por tanto, a cada hombre de acuerdo a sus caminos, juzgaré a vosotros" ("lajén Ish kedrajáv Eshpót Etjém"), y entonces [Is. 57,2] "vendrá shalóm, descansarán sobre sus lechos; andar recto y conciente". Sólo, para siempre, (Shemot-Ex. 20,12) "no alegues acerca de tu prójimo como testigo de mentira" ("ló te'anéh bere'ajá 'éd sháker").
Las piedras que ya no es posible devolver a estado de pureza, se las quita por completo de entre nosotros, y se las arroja "a fuera de la ciudad, a un lugar impuro" ("El mijúts la'ír El makóm tamé" = 752), donde ya no hagan despertar sobre toda la congregación juicios duros en cuanto a (Nej. 13,11) "por qué fue abandonada la casa del E-lokim" ("madú'a ne'ezáv béit haE-lokím"); (Shemot-Ex. 19,19) "y será la voz del shofár" ("vaiehí kól hashofár") que anuncia bien (Mal. 30,5) "por sobre la frontera de Israel" ("me'ál ligvúl israEl"), en todo (Is. 33,21) "lugar de arroyos ríos" ("mekóm neharím ieOrím"), sobre (Is. 55,12) "las montañas y las lomas" ("heharím vehagva'ót"), una voz que invoca y revela al alma (Jer. 51,36) "su origen-raíz" ("Et mekoráh") y su destino, (Tehilim 105,3) "en el nombre de su sacralidad" ("beshém kodshó") que despierta desde las Alturas en danza armónica con el despertar del hombre, (Jer. 48,40) "y extendió sus alas" ("ufarás knafáv") en un decir: (Jer. 6,14) "shalóm shalóm" para el mundo por siempre, (Prov. 15,23) "y algo en su momento justo, cuán bueno" ("vedabár be'itó máh tóv").



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