יום חמישי, 28 באפריל 2016

Kedoshím, aliah de martes, tifEret en la semana

Kedoshím, aliah de martes, tifEret en la semana. Vaikra-Lev. 19,32: "De ante la ancianidad te levantarás, y honrarás el rostro-presencia del venerable, y temerás de tu E-lokím: yo, Hashém" (tradujimos la palabra "seiváh" por ancianidad para aludir a las señales externas de la misma, y al "zakén", traducido habitualmente por anciano, elegimos llamarle "venerable", que alude a su respetabilidad).
El honor, la honra ("kavód") está enrabado con la gravosidad ("kóved"), con el peso abundante. Quien es pesado, quien carga sobre sus hombros días largos, vasto aprendizaje, enmiendas y pruebas y experiencias y mucha obra de bien en continuidad, es merecedor de honor de parte de sus semejantes. Y así como la gracia ("jén") propia se revela sólo en los ojos del prójimo y no en los propios, así no será efectivamente venerable aquél a quien los demás no honran, no veneran; y si él es merecedor de honor y no lo recibe, está teniendo lugar una acción de injusticia, de profanación, de humillación.
Está escrito: [Prov. 20,29] "El esplendor de los jóvenes es su fuerza; y la belleza de los venerables, ancianidad". He aquí que la ancianidad, sustantivo con que aludimos al aspecto de cabello cano y cuanto le acompaña, adorna al zakén, término que -al decir de la guemará en Kidushin 32b- es acróstico de "éste adquirió sabiduría" ("zéh kanáh jojmáh"). Por tanto, define la guemará que el hombre debe levantarse en presencia del sabio (de aquél que tiene más sabiduría verdadera que él, y/o de quien él aprende la sabiduría) y le honrará, y así a todo quien viste señas de ancianidad, con tal que no se trate de un malvado u que desvía a los demás del buen camino.
De modo que nuestro verso nos guía a lo largo de una escala ascendente, que es capaz de llevarte hasta el amor completo. Ante todo, lo más sencillo: si ves con tus ojos señas de ancianidad, levántate, en señal de respeto. Ello te preparará a honrar la presencia del zakén, a auxiliar al sabio tsadík-justo, a abrir de ese modo los conductos para recibir de su luz. Y desde que te esmeras en identificar al tsadík y serle de bien con alegría, arribarás fácilmente, mediante un razonamiento sencillo, a la irAh -temor numinoso- de E-lokím (la faz de ley y medida y juicio riguroso del Creador): si el tsadík resulta ser quien personifica la impronta ("tsélem") del E-lokím, que imita sus cualidades y toma para sí la voluntad del Creador, y por ello merece el tsadík tu honra, ¡cuánto más has de venerar y temer al E-lokím mismo!. Y al paso de tu crecimiento en sacralidad, te elevarás desde el temor a E-lokím al amor a Hashém (a la manifestación del lado derecho, del amor y la piedad, del Creador). "De ante la ancianidad te levantarás, y honrarás el rostro del venerable, y temerás de tu E-lokím: yo, Hashém" -nuestro verso entero, con valor 2765-. Y así, [Job 36,24] "recuerda enaltecer su obra, que vieron hombres": esté siempre lista tu conciencia a enaltecer y alabar y ensalzar la acción del Creador bendito que fue largamente vista y vivida por hombres, por esos ancianos sabios que recibieron de la tradición ancestral, y abundaron en ver y vivir en sus propios días; y así serás salvo, porque en este mundo el mal y el bien están mezclados, la luz y las cáscaras que obstan a su paso, [Crón.1 21,29]  "y el templo-mishkán de Hashém que hizo Moshéh en el desierto, y el altar de la oláh, en esa oportunidad, (están) en la plataforma, en Guivón": "en esa oportunidad, en la plataforma, en Guivón" ("ba'ét hahí babamáh beguiv'ón" = 675), (Bereshit-Gen. 1,4) "entre la luz y la oscuridad" ("bein haOr ubéin hajóshej"), y tú los traerás (Shemot-Ex. 29,4) "a la puerta del Ohel moéd" (del templo móvil, la edificación que define la oportunidad, y se mueve contigo, en tu interior; "El pétaj Ohel mo'éd") de retorno, a las puertas de la ocasión y la oportunidad correctas para que se revelen en su más pleno esplendor, (Devarim-Deut. 24,13) "y a tí te será (considerado como) tsedakáh" ("ulejá tihiéh tsedakáh").
Quien te levantarás en su presencia y a quien honrarás, son juntos "ancianidad, rostro-presencia del venerable" ("seiváh, pnéi zakén" = 614), pues el anciano venerable, el tsadík que ha hecho largos sus días y se ha enmendado y hace shalóm, ha alcanzado la conciencia de (Shemot-Ex. 32,16) "libertad absoluta" ("jarút"), que la ley del E-lokím está grabada en las paredes de su corazón tal como se grabó sobre las tablas del pacto: que las letras eran visibles desde cualquier lado, y no estaban atrapadas en la piedra. Y entonces temerás a "tu E-lokím" ("E-lokéja" = 66; y 66 + 614 = 680), que (Miq. 2,7) "con el recto va" ("'im haiashár holéj"), y por mano de El, la sacralidad del tsadík (Tehilim 112,9) "se elevará en honor" ("tarúm bekavód") para iluminar en su mundo.
Y el cuarto peldaño de la escalera es, por fin, tu propio Jerút. A los tres peldaños conquistados agregaremos el sello final de nuestro verso "yo, Hashém" ("Aní Hashém" = 87; y 87 + 680 = 767), porque el amor íntegro te trajo a elevarte hasta ser todo tú (Vaikra-Lev. 1,9) "oláh, fuego de aroma amable a Hashém" ("'oláh Ishéh réaj nijóaj laHashém"); y vives en conciencia de lo Alto en este mundo, (Bamidbar-Num. 22,23) "e irás en el campo" ("vateléj basadéh") entre los tesoros de Hashém como un hijo, como en tu propia hacienda, para ver lo que (Is. 64,3) "ojo alguno no vio" ("'áin ló raAtáh"),  pues aún (Tehilim 37,39) "en momento de aflicción" ("be'ét tsaráh") no pediste sino (Shemot-Ex. 10,29) "ver tu rostro" ("reOt panéja"), (Tehilim 8,2) "Hashém nuestro amo, cuán imponente es tu nombre" ("Hashém Adonéinu máh Adír shimjá"), y cuán bueno todo (Ez. 11,25) "lo que me mostraste" ("Ashér herAni") y sabré.


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