יום חמישי, 4 בפברואר 2016

Trumah, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

Trumáh, aliah de miércoles, Nétsaj en la semana. Shemot-Ex. 26,30: "Y erigirás el templo, de acuerdo a su estatuto que viste en la montaña".
En el monte Sinai recibiste todas las instrucciones para convertirte en morada de Hashém, y camino a ello, hay ante tí una larga serie de enmiendas y rectificaciones propias, de refinamiento y purificación. Tras que hayas terminado de preparar y formar todas las partes de la morada-templo y todos sus recipientes e instrumentos necesarios, habrá llegado la culminación de esta etapa, "y erigirás el templo, de acuerdo a su estatuto que viste en la montaña" ("vehakemóta Et hamishkán kemishpató Ashér harEta bahár" = 3146), y a cada quien se dirigirá [Shemot-Ex. 10,25] "y dirà Moshéh: También tú darás en nuestras manos ofrendas y sacrificios de oláh, y haremos para Hashém nuestro E-lokím", porque el trabajo de la gueUláh requiere la aproximación del colectivo entero al nivel de cada uno de sus miembros hacia Hashém, la elevación-sublimación de toda la materialidad a la condición de espiritualidad de modo íntegro. Todo al servicio de la libertad; todo para traerte a una conciencia que hará colapsar de delante tuyo los lazos de servidumbre y sojuzgamiento, y te convertirá en hombre libre y por tanto responsable, tanto de lo que haces como de lo que te abstienes de hacer; y requerido por la red solidaria de que inevitablemente formas parte. [Devarim-Deut. 15,15] "Y recordarás que esclavo fuiste en la tierra de Mitsráim, y te redimió Hashém tu E-lokím; por tanto, yo te ordeno ésto hoy". Y será sobre tí, desde tí, un rey tsadík, que vendrá a hacer orden en todos tus sistemas y campañas, que abrirá ante tí las puertas hacia una conciencia de simjáh-felicidad-alegría que lo endulza todo: [Cron.2 29,30] "Y dirá-ordenará Iejizkiáhu el rey, y los ministros, a los levitas, alabar a Hashém con palabras de David y de Asáf el vidente; y alabarán hasta la simjáh, y se postrarán, y reverenciarán". El rey (el hombre que se ha rectificado de modo que su mente rige sobre su corazón que rige sobre sus instintos) ordena a quien sirve en lo sagrado alabar a Hashém: agradecer, reconocer, amar, apegarse al pacto sagrado. ¿Y cuánto es necesario alabar? "Y alabarán hasta la simjáh" ("vaiehalelú 'ad lesimjáh" = 544), hasta la situación en que sencillamente agradeces por todo y estás en paz con todo, la ley divina está grabada en su corazón y él ve expresión de divinidad en lo grande y lo pequeño, en todos sus caminos, en cuanto halla ante sí.  El está en felicidad plena, y acaso ya no hay necesidad de que alabe, porque el hombre se ha convertido en alabanza en sí mismo (en realización de la alabanza), hizo el templo en su corazón y se convirtió (Ezra 8,17) "en casa de nuestro E-lokím" ("lebéit E-lokéinu"), y desde el shalóm que tu interior proyecta en el mundo, (Bamidbar-Num. 6,26) "levará Hashém su rostro hacia tí" ("isá Hashém panáv Eléja") siempre.



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