יום שישי, 15 בינואר 2016

Bó, aliah de shabat kodesh, Maljut en la semana

Bó, aliah de shabat kodesh, Maljút en la semana. Shemot-Ex. 13,10: "Y cuidarás (a) la constitución-ley ésta para su ocasión, de días hacia días".
¿Qué es cuidar? "Y cuidarás a" (veshamárta Et" = 1347) viene a revelar que no se trata de un cuidado abstracto, de algo que ocurre dentro del hombre, sino de un cuidado activo, que incide dignamente en el mundo denso y múltiple: (Shemot-Ex. 20,8) "y harás toda tu labor" ("ve'asíta kól melaJtéja"), y no hay cómo huir de la interacción con tu mundo para despertar el Jésed-piedad verdadera de lo Alto: [Tehilim 44,27] "Levántate, acude en nuestra ayuda, y redímenos, en aras de tu Jésed".
Lo que hay que cuidar es "la constitución-ley ésta para su ocasión" ("hajukáh hazóT lemo'adáh" = 686), cuidar (Bereshit-Gen. 19,14) "a la ciudad" ("Et ha'ír") y el shalóm de sus pobladores, la sintonía de verdad entre el hombre y su hermano y su prójimo, como se quitará todos los disfraces (Bereshit-Gen. 45,3) "y dirá Ioséf a sus hermanos: Yo soy Ioséf" ("vaióMer ioséf El Ejáv Aní ioséf"); la capacidad de reconocer la verdad aún desde dentro de la oscuridad más extrema, y decir (Shemot-Ex. 19,7) "he pecado contra Hashém vuestro E-lokím y contra vosotros" ("jatáTi laHashém E-lokeijém velajém"); y precisamente por mérito de esa intermediación que fue obsequiada de lo Alto a los hombres, que en sus manos está hacer regir las leyes del Firmamento con shalóm sobre la tierra, (Shemot-Ex. 13,22) "no se suspenderá la columna de nube" ("ló iamísh 'amúd he'anán"), no se interrumpirán la supervisión y el cuidado de Hashém de sobre tí; (Tehilim 77,13) "como toda la Toráh" ("kejól hatoráh") que me legaste, (Reyes2 17,13) "se alegrarán y celebrarán" ("ismejú veiranenú") los que la aman. (Ester 8,15) "Y Mordejái salió de frente al rey" ("umordejái iatsá milifnéi hamélej") (Sam.1 16,4) "y temerán los ancianos de la ciudad" ("vaijardú ziknéi ha'ír") que temen por todo lo que pueda ocurrir; y él comprende la sustancia de la misión del hombre, (Reyes2 23,12) "y correrá de allí" ("vaiárots mishám") (Reyes1 14,25) "sobre Ierushaláim" ("'al ierushaláim") (Sam.2 15,26) "tal como bueno en sus ojos" ("kaAshér tov be'eináv"), de modo tal que sencillamente hay bien en sus ojos, y desde el bien que hay en sus ojos todo se convierte en bien a su paso, y desde ahora sólo (Tehilim 92,13) "como un cedro en el Líbano prosperará" ("keErez balvanón isguéh"), y cuanto se apega a él, revela (Jer. 48,17) "esplendor" ("tifAráh").
No hay lugar fijo. Hay cumbres a conquistar, o con las que amalgamarnos. No hay lugar sagrado, sino sacralidad de que dotar, que aplicar, a un lugar. El hilo conductor del camino vital del hombre tiene lugar en el tiempo, en el carácter propicio de cuanto él invita o propone a su tiempo, "de días hacia días" ("miamím iamímah" = 245), desde unos días hacia días otros que pasan (Bereshit-Gen. 19,2) "rápido" ("mahér") (Is. 38,13) "de día hasta noche" ("mióm 'ad láilah"). Así ocurrirá a ojos de todo hombre, también (Devarim-Deut. 4,19) "a todos los pueblos" ("lejól ha'amím") que creen en todo tipo de (Tehilim 58,4) "palabras delusorias" ("divréi kazáv"), (Jer. 4,22) "y no son sabios" ("veló nevoním hémah") para ver la verdad. (Sam.1 8,20) "Y fuimos también nosotros" ("vehaínu gám Anájnu") una y otra vez como ellos, pues temimos (Bereshit-Gen. 58,23) "ser objeto de escarnio-burla" ("pén nihiéh labúz"). Mas hay una finalidad de puro bien para todo descenso. (Shemot-Ex. 20,17) "Y se parará el pueblo" ("vaia'amód ha'ám") (Bamidbar-Num. 32,12) "detrás de Hashém" ("Ajaréi Hashém"), que dice (Ez. 5,8) "Héme sobre tí" ("hinení 'aláij") y te cubro; y ya (Sam.2 1,13) "no descenderá" ("ló ieréd") más sino que (Bereshit-Gen. 44,33) "subirá con sus hermanos" ("iá'al Im Ejáv") que estaban allá en lo bajo y no sabían pedir ayuda para subir; y les enseñará a ir (Reyes1 15,26) "en el camino de su padre" ("bedérej Avív"), que pasó todas sus pruebas y experiencias con bien porque supo ver lo que nacería de ellas, y siempre tuvo un camino de redenciones altas en los ojos, para ver el tiempo (Is. 42,23) "hacia tras" ("leAjór"), para crear la causa que dé lugar a la consecuencia deseada, y merecer y obtener así el estado de alegría y gratitud, cada día, siempre.


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