יום שבת, 14 בנובמבר 2015

Vaietsé, aliah de domingo, Jesed en la semana

Vaietsé, aliah de domingo, Jesed en la semana. Bereshit-Gen. 28,21: "Y retorné-retornaré con shalóm a la casa de mi padre, y fue-será Hashém para mí el E-lokím".
Iaakóv sale de la tierra de Israel, en su camino hacia Padán Arám. Siente la diferencia en la supervisión y la conducción divina, siente el salto entre la tierra sagrada y la tierra fuera de ella. Entonces, pide de Hashém siga conduciéndole de modo revelado en el exilio, como le conndujo siempre en la tierra de Cnáan, provisto que él está descendiendo sólo para volver a subir, y al subir él, hacer subir con él. Y su solicitud final es más un juramento para cuyo cumplimiento deposita en Hashém su confianza, que meramente un pedido: "Y retornaré con shalóm a la casa de mi padre, y será Hashém para mí el E-lokím" -nuestro verso entero con valor 1760-, y seremos yo y cuanto ligado a mí (Miq. 5,6) "como gotas de lluvia sobre el pasto, que no esperará del hombre": como las gotas de agua que descienden de los cielos a regar la tierra, y la tierra no deposita su esperanza sino en Hashém sólo, y no tiene expectativa de salvación por mano de hombre alguno. Iaakóv, el hombre tám-íntegro-inocente, pide para sí la inocencia más completa ante Hashém, la inocencia de las hierbas, que dirigen su canto a lo Alto y reciben su sustento directamente de los cielos, bajo la orden del ángel responsable de ellos.
Iaakóv está en camino a crear una nación, en la que se cumplirán las promesas de Hashém a Avrahám e Itsják. "Y retornaré con shalóm" ("veshavtí beshalóm" = 1096), abarca todo el proceso hasta que (Bamidbar-Num. 32,18) "se instale el pueblo de Israel" ("hitnajél bnéi israEl") en su tierra, y toda su descendencia (Tehilim 106,3) "hace tsedakáh en todo momento" ("'oséh tsedakáh bejól 'ét"), hasta el punto en que (Tehilim 145,21) "hablará mi boca, y bendecirá a toda carne" ("idabér pí veibaréj kol basár"), y todo lo que sale de la boca de Israel atrae bendición sobre todas las creaturas.
Pues él retornará precisamente "a la casa de mi padre" ("El beit Aví" = 456), a la casa de (Crón.1 1,25) "Avrahám, Itsják" y ahora también él mismo, una tierra pletórica de bien (Cantar 8,8) "y mamas no tiene", que no hay cómo mamar, cómo recibir alimento de la bendición depositada en ella, hasta que los actos piadosos de Israel enmienden y abran los conductos; y entonces Hashém se revelará (Devarim-Deut. 4,7) "en cada ocasión en que le llamemos" ("bejól korEnu Eláv"), (Devarim-Deut. 12,10) "y les dará reposo respecto de todos vuestros enemigos en derredor" ("veheníaj lajém mikól Oiveijém misabív"); (Tehilim 9,10) "y será Hashém sostén del abatido" ("vaiehí Hashém misgáv ladáj"), hasta el punto en que se comportará con ellos por encima de las leyes naturales (Tehilim 78,16) "y extraerá líquidos de la roca" ("vaiotsí nozlím misála'"). Y así (Ioel 4,20) "para cada generación y generación" ("ledór vadór"), ante los ojos de (Daniel 9,6) "todo el pueblo de la tierra" ("kol 'am haArets"), pondré en mi corazón temer (Devarim-Deut. 10,12) "y ejercer amor a El" ("uleAhaváh Otó"), y vendrá (Tehilim 55,17) "y me salvará". Vimos que "a la casa de mi padre" remite a las cualidades de Avraham e Itsják. En la nueva etapa que comienza, cuando retorne Iaakóv, la enmienda, la llave para la bendición, los incluirá a los tres, "Avrahám Itsják Ia'akóv", en su valor conjunto 638, por medio de que nos conduzcamos en nuestra tierra siempre (Is. 9,6) "con juicio y con tsedakáh" ("bemishpát ubitsdakáh").
Iaakóv recibe con humildad y gratitud la herencia que le toca. "Y será Hashém para mí el E-lokím" ("vehaiáh Hashém lí leE-lokím" = 208), es la cualidad central de su padre (Bereshit-Gen. 17,19) "Itsják", que está tan compenetrado de irAh, de temor reverencial a Hashém al punto de la entrega absoluta, que para él también el nombre iod-Hei-vav-Hei que nombramos Hashém y que proyecta la Misericordia-Rajamím divina inspira una actitud de temor fundamental igual a la que inspira el nombre E-lokím que alude al juicio y al rigor. Y desde esa herencia, obtendrá el equilibrio de tifEret en Iaakóv-Israel que un día, muy pronto en nuestros días con ayuda de Hashém, conducirá la cualidad de juicio y rigor de E-lokím a una sintonía de pura piedad y amor y misericordia dulce y completa cual la del nombre Hashém, y ambas juntas acudirán a levantarte de tu pena diciendo, al unísono, (Is. 40,1) "confortaos confortaos" ("najamú najamú"), en perfecta unión y simetría, para redimirte y traerte hasta (Crón.2 6,40) "el lugar éste" ("hamakóm hazéh"), hasta el lugar "el éste" ("hazéh" = 17), que es el lugar (Bereshit-Gen. 1,4) "bueno" ("tóv") que floreció desde tu interior.


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