יום שבת, 28 בנובמבר 2015

Vaieshév, aliah de domingo, Jesed en la semana

Vaieshév, aliah de domingo, Jesed en la semana. Bereshit-Gen. 37,37: "Y se asentará Iaakóv en la tierra de residencia-temor de su padre, en la tierra de Cnáan".
El asentamiento de Iaakóv en la tierra sagrada, significa la disposición de recipientes hábiles de recibir luz superior en la tierra; desde este punto, se multiplicará la sacralidad en la tierra de Israel, y las oposiciones destacarán; y se desarrollarán sobre esta tierra, desde entonces y hasta hoy, innúmeros enfrentamientos entre fuerzas de bien y aquéllos que aman distintas formas del mal. "Y se asentará Iaakóv" ("vaieshév ia'akóv" = 500), que fue liberado por fin del esfuerzo de estar en viaje, en mudanza, y desde ahora conducirá el proceso de (Bereshit-Gen. 9,7) "fructificad y abundad" ("prú urbú") a la kedusháh-sacralidad que rige sobre la tierra, para crear (Bamidbar-Num. 27,17) "una comunidad testimonial de Hashém" ("'adát Hashém") que tengan siempre presente que (Bereshit-Gen. 42,11) "hijos de un (sólo) hombre somos nosotros" ("bnéi Ish Ejád nájnu"), (Jer. 26,16) "pues en nombre de Hashém nuestro E-lokím" ("ki beshém Hashém E-lokéinu"), que es (Tehilim 33,20) "nuestra ayuda y nuestro escudo El" ("'ezrénu umaguinénu hú"), haremos y actuaremos para iluminar de su luz.
Iaakóv retorna, y se asienta "en la tierra de residencia-temor de su padre, en la tierra de Cnáan" ("beErets meguréi Avív beErets cná'an" = 1054), y jura: [Bamidbar-Num. 14,21] "Y pues vivo yo, y llenará el Honor de Hashém toda la tierra" ("veUlám jái Aní vaimalé kvód Hashém Et kol haArets"); de modo tal que [Prov. 8,4] "a vosotros, hombres llamaré; y mi voz (es) hacia-para los hijos del hombre" ("Eleijém Ishím Ekrá vekolí El bnéi Adám"), (Zac. 30,9) "porque Hashém de los Ejércitos me envió a vosotros" ("ki Hashém TsebaO-t shlajáni Eleijém"). Y la fecundidad y el alimento de la tierra provienen de lo Alto, y Hashém [Tehilim 18,18] "me salvará de mi enemigo fuerte, y de quienes me odian, pues se han hecho más fuertes que yo". Porque vine a la tierra para declarar que [Tehilim 146,10] "reinará Hashém por todo el tiempo del mundo, tu E-lokím Tsión, para cada generación y generación, alabad a Hashém"; y desde aquí hallé una brecha para despertar a los hombres a la elección que hay en sus manos, entre muerte y vida, entre penuria y felicidad. Porque dijo el más sabio de los hombres: (Ec. 2,11) "y he que todo es aliento-vanidad (ambas, traducciones de "hével") y camaradería-maldad (ambas, traducciones de "reút") de espíritu" ("vehinéh hakól hével ure'út rúaj"), y hay quienes van a interpretar "hével" como algo insustancial, mínimo, irrelevante, y elegirán interpretar "reút rúaj" como maldad de espíritu; y todo será amargo para sus corazones, y no hallarán ninguna ventaja o valor al bien sobre el mal, y será invisible a sus ojos todo sentido que pueda portar la vida. Y habemos que interpretaremos "hével" en términos del aliento de la boca del hombre, que lleva dentro de sí el habla del hombre; y si todo es ese "hével", resulta que cuanto veas y oigas y pienses y sientas y hagas, todo, tiene esa cualidad del habla, que es capaz de modificar la realidad. Y entonces  "reút" sale de "réa"-prójimo, camarada como en la mitsváh de amar al prójimo ("re'ajá"); porque si todo tiene el poder del habla, entonces todas las partes de lo que hay tienen forzosamente una relación de camaradería entre sí, son inevitablemente solidarias, y lo que sea bendecido en una parte mínima contagiará bendición al resto, y de igual modo al revés. Y alcanzar el secreto anhelado de esta definición, que se constituye en arma de conciencia para enmendar todo mundo, costó todas las peripecias que hicieron descender a los hijos de Israel al exilio de Mitsráim-Egipto y a los otros que vinieron después, para inaugurar una y otra vez la conciencia recta sobre la tierra sagrada, para despertar desde ella la redención global.
En resumen, "y se asentará Iaakóv en la tierra de residencia-temor de su padre, en la tierra de Cnáan" -nuestro verso entero con valor 1554-, y en la declaración de su independencia en su tierra, instruyó a su descendencia para todas las generaciones: [Tehilim 18,23] "porque todos sus juicios están ante mí, y sus leyes no apartaré de mí", y soy recibido sobre la tierra que es bendecida cada vez que Israel retornan a ella, y entonces brota y florece y fructifica; y fijaremos límites, fronteras, para asegurar la sacralidad y la pureza desde las que incidiremos con puro bien, (Nej. 2,17) "y construiremos la muralla de Ierushaláim" ("veninvéh Et jomát ierushaláim") que ya no será más violada; (Sam.2 7,13) "e instalaré el trono de su reinado" ("vejonantí Et kisé mamlajtó"), porque de Hashém es la redención, y será Hashém revelado rey sobre toda la tierra. En ese día será Hashém uno, y su nombre uno: un nombre sólo, para una conducción manifiesta, armónica y toda ella shalóm.



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