יום שלישי, 29 בספטמבר 2015

Vezót habrajáh, aliah de viernes, Iesod en la semana

Vezót habrajáh, aliah de viernes, Iesod en la semana. Deuteronomio-Deut. 33,29: "Feliz de tí Israel, quién es como tú, un pueblo salvado en Hashém escudo en tu ayuda; y que la espada es tu orgullo, y te resistirán tus enemigos, y tú caminarás-arrasarás sus altares (de idolatría)".
Casi todo pueblo y nación lucha (o está dispuesto a luchar) por la tierra a que está aferrado. En principio, se aferra a ella por instinto de supervivencia; sólo que no hay diferencia sustancial entre una u otra tierra para cada pueblo, sino que por proximidad o comodidad o conveniencia se acomodó cada uno en la suya. Luego, cada pueblo desarrolla un hábito en relación a su tierra; sus rutinas se forman sujetas a los tiempos y calidad de la tierra, y ello ayuda a unirlos sobre ella, que se convierte en eje fundamental de la identidad colectiva, nacional. No así es el caso de Israel (en tanto paradigma que tiene la misión de ser), cuya identidad se consolida en derredor de su fe, en base a la cual se edifica su vínculo con el Creador que les da Toráh (sabiduría) y mitsvót (preceptos de acuerdo a los cuales conducirse), y una tierra especial, digna de revelarse en tanto extremo inferior de la conexión entre los cielos y la tierra, del mundo inferior hacia el superior; tierra desde cuyo centro se desarrolló el mundo material todo, siguiendo el ejemplo del mundo espiritual. De suyo, también el modo y la inspiración y las armas con que deberá salir Israel a defender su tierra, serán diversos de aquéllos con que los pueblos otros defenderán las suyas. 
Por tanto, nuestro verso entero en valor 5392, acude a decir que Israel está apegado al Creador de todo, que le defiende de todo mal en proporción a su mérito, y la potencia de su espada será función de su potencia espiritual; y entonces, cuando los enemigos de Israel le desprecien y subestimen y salgan a la guerra para destruirlo, servirá su acción a una consagración mayor y más espléndida y pública de Hashém (y de la Ley que, desde Su Toráh, rige de modo revelado sobre todos), cuando los derrotes contra toda probabilidad terrenal, y destruyas todos sus ídolos y altares indignos. Al decir del profeta: [Ez. 47,14] "y la obtendréis cada hombre como su hermano, puesto que Icé mi mano para darla a vuestros ancestros, y caerá esta tierra para vosotros en heredad". Que todo Israel batalla por la tierra de Israel (y en realidad, de todos modos, Hashém produce y obtiene la victoria), y para todo Israel hay beneficio de ello por derecho, puesto que sería inadmisible en el pueblo redimido que uno sea amo y el otro le esté sometido, que uno reciba parcela de tierra y otro no, sino que todos y cada uno del pueblo son acreedores a una porción en la tierra, en este mundo; y allí comienza el camino hacia la atribución a todo Israel de porción en el mundo porvenir (tal como comienza el "Tána Dbéi Eliahu"), junto con todos quienes se le unen desde todos los pueblos y naciones, a construir y activar un mundo redimido del mal y hábil de shalóm.
De modo que levántate y contémplate: "Feliz de tí Israel, quién es como tú" ("Ashréja israEl mí kamója" = 1208), pues sólo acerca de tí se dirá [Tehilim 24,3] "quién subirá a la montaña de Hashém, y quién se levantará en el lugar de Su sacralidad"; (Shemot-Ex. 10,2) "y para que relates en oídos de tu hijo y del hijo de tu hijo" ("ulmá'an tesapér beOznéi binjá uven binjá") cuál es el camino que conduce a ser, cada colectivo, "un pueblo salvado en Hashém, escudo en tu ayuda" ("'ám noshá' baHashém maguén 'ezréja" = 954), un pueblo que advierte en todo lo material al espíritu que lo anima (y así, en cuanto a su riqueza y los méritos de su alma), y busca legítimamente su shalóm feliz por vía de enmendar sus cualidades para asemejarse al Creador; y que dirá [Lam. 3,39] "¿De qué se lamentará un hombre vivo? El-cada hombre, por su pecado", pues si estás mal o pasas estrechez, tus propias acciones has de revisar. Y por cuanto retornarás en teshuváh completa (en arrepentimiento por el mal y enmienda hacia delante), se cumplirá en tí la promesa de Hashém (Bereshit-Gen. 27,45) "y te Tomaré de allí" ("ulekajtíja mishám"), y te agradecerá todo quien aprenda de tu ejemplo y se una a tus caminos, diciendo: (Bereshit-Gen. 12,13) "y vivió mi alma por causa de tí".
De allí, que las armas tuyas no son como las de tus enemigos, pues te conducirás al modo de David ben-Ishái cuando venció con una honda y una piedra pequeña a Goliát el filisteo, gigante él, y armado de toda arma disponible. "Y que la espada es tu orgullo, y te resistirán tus enemigos, y tú caminarás-arrasarás sus altares (de idolatría)" ("vaAshér jérev gaAvatjá veikajashú Oivéja láj veAtáh 'al bamotéimo tidrój" = 3230), tal como el mismo rey que salió a la guerra [Sam.1 27,9] "y azotó David a la tierra, y no dejará con vida hombre y mujer, y tomó ovejas y vacas y burros y camellos y vestimentas, y retornó y vino a Akísh"; porque todo lo que tuvo por misión exterminar a Israel, servirá a la redención completa por su mano. 
Por tanto, [Is. 34,1] "acercaos pueblos a oir, y naciones atended; oirá la tierra y cuanto la llena, el mundo y toda su descendencia". [Nej. 2,18] "Y diré a ellos la mano de E-lokím, que es buena sobre mí; e incluso las palabras del rey que dijo a mí; y dirán: levantémonos y construyamos. Y esforzarán sus manos para Bien". 
Quiera Hashém abrir nuestros ojos, y queramos estar a la altura de lo posible, para ser realización de gueUláh en cada pensamiento, cada palabra, cada acción.


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