יום ראשון, 6 בספטמבר 2015

Nitsavím, aliah de lunes, Guevurah en la semana

Nitsavím, aliah de lunes, Guevurah en la semana. Devarim-Deut. 29,14: "Pues a quien está aquí con nosotros de pie hoy ante Hashém nuestro E-lokím, y a quien no se halla aquí con nosotros hoy".
Todos, padres e hijos, generaciones pasadas y por venir, en formación solemne ante Hashém nuestro E-lokím en un pacto que viene a renovar el camino de la creación toda, a despertar la conciencia de todo quien elija el bien. Quien "está aquí con nosotros de pie hoy" ("ieshnó póh 'imánu 'oméd haióm" = 792), (Devarim-Deut. 28,9) "te erigirá Hashém para El en pueblo sagrado" ("iekimjá Hashém ló le'ám kadósh") tal como (Tehilim 35,21) "vio nuestro ojo" ("raAtáh 'einenu") a (Tehilim 96,2) "su (hacer nuestra) salvación" ("ieshu'ató"). Y a quien "no se halla aquí con nosotros hoy" ("Einénu póh 'imánu haióm" = 429), (Bereshit-Gen. 3,9) "y llamará Hashém E-lokím" ("vaikrá Hashém E-lokím") a él y hará (Sam.1 8,3) "juicio" ("mishpát") para redimirle (Sam.2 18,31) "de mano de todos los que se levantan sobre tí" ("miád kól hakamím 'aléja") hasta que (Tehilim 16,9) "esté asentado con seguridad" ("ishkón labétaj"); (Is. 2,11) "y se elevó-distinguió Hashém solo" ("venisgáv Hashém levadó") a ojos de toda la tierra.
A lo largo de las generaciones y los años, todo lo que sucede se suma al detalle progresivo de la estructura de la creación, en formas fractales que retornan sobre sí mismas y se van enmendando y completando desde lo individual a lo general y de lo general a lo individual, desde el mundo material al espiritual y de retorno al lugar. La misma experiencia vuelve y aparece una y otra vez hasta que su enmienda se completa, y ésta incide entonces hacia delante y hacia tras, arriba y abajo, a todo lo largo del tiempo y de la conciencia. De suyo, lo que fue es lo que habrá, y todos estamos presentes siempre o ausentes, dependiendo de nuestra propia elección.
Un pacto se selló en la tierra de MoAb, alistándose el pueblo de Israel a recibir en los hechos su tierra. Dicho pacto proveerá forma, desde entonces, a todo proceso en que Israel viva generaciones de desierto, de exilio vívido, con anhelo renovado de redención más y más impactante y completa, dibujado en sus detalles más definidos y precisos a cada vuelta. Cada ciclo requiere prestancia y amor que se eleven por sobre los horizontes de los ciclos precedentes, y cada generación de protagonistas cuenta con las herramientas que enmendaron sus ancestros. Deducirá el avispado un arquetipo que se impone sobre las vidas de cada hombre y cada nación, así como sobre el conjunto de la creación para traerla hasta su finalidad trascendental.
Un pacto fue sellado a manos de Moshéh, con Israel, en nombre de E-lokím; un pacto a cuyo pie constan las firmas de todos nosotros para siempre: "pues a quien está aquí con nosotros de pie hoy ante Hashém nuestro E-lokím, y a quien no se halla aquí con nosotros hoy" -nuestro verso entero, con valor 3359-. Y dicho pacto revela los conductos para dotar, al coraje y la confianza plena en Hashém, de capacidad operativa (esa que otros depositan aún en herramientas externas, de las que son munidos y acumulan a la medida de su miedo). Desde ello léase de nuevo y compréndase el momento en que el más digno de reinar sobre Israel sale, armado de lo que había a mano, a vencer al enemigo poderoso y cruel: [Sam.1 17,50] "Y fue más fuerte David que el filisteo, con honda y piedra, y derrotó al filisteo y lo mató, y espada no hay en mano de David". Una puesta en práctica del pacto eterno en su máxima belleza y su más cristalino esmero; ejemplo para las generaciones, para todo quien ama la justicia y la verdad, que puede servirse del armamento divino a su alcance desde dentro, y atraer a su mundo redención.



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