יום חמישי, 20 באוגוסט 2015

Shoftim, aliah de viernes, Iesod en la semana

Shoftim, aliah de viernes, Iesod en la semana. Devarim-Deut. 20,4: "Pues Hashém vuestro E-lokím, el que Va con vosotros, para luchar por vosotros con vuestros enemigos, para salvaros".
No importa qué crees tú que estás haciendo en la guerra. No importa cuán grande es el esfuerzo que empeñas ni el riesgo de vida que asumes. En la tierra de Israel (cuyas cualidades se extenderán a toda la Tierra en el futuro porvenir, y ella se elevará a las de Ierushalaim; y lo que se dice acerca de la tierra puede ser dicho acerca del hombre, siguiendo el curso de la metáfora), la victoria está sujeta a que Hashém sea "el que Va con vosotros" ("haholéj 'imajém" = 230), (Devarim-Deut. 9,17) "ante vuestros ojos" ("le'eineijém"), de modo revelado a todos los ojos que quieren ver. Pues Hashém vuestro E-lokím es "el que Va con vosotros, para luchar por vosotros con vuestros enemigos, para salvaros" ("haholéj 'imajém lehilajém lajém 'im Oiveijém lehoshí'a Etjém" = 1508); El es quien [Is. 41,3] "les Perseguirá, pasará con shalóm; sendero a Sus pies no vendrá": que aún por caminos insólitos, improbables y antinaturales, les entregará en manos de Israel, aún si (Jer. 52,4) "Nebujadrétsar rey de Babél (Irak), él y toda su milicia sobre Ierushaláim" ("nebujadrétsar mélej babél hú vejól jeiló 'al ierushaláim"); puesto que (Is. 52,10) "descubrió Hashém el brazo de Su sacralidad" ("jasáf Hashém Et zró'a kodshó"). Y desde tras semejante muro de defensa, el más fuerte e inviolable que sea posible imaginar, te fundaré (Sam.2 7,12) "y Erigiré a tu descendencia tras de tí" ("vehekamtí Et zar'ajá Ajaréja"), para que sigan el camino que iniciaste y te superen, y logren lo que tú con Bien soñaste.
¿Y cuándo, bajo qué condiciones o circunstancias, El irá con nosotros para luchar por nosotros con nuestros enemigos, para salvarnos? -obsérvese que, con el objeto de salvarnos, luchará a veces "contra" y a veces "con" nuestros enemigos; y como todo, de quiénes seamos depende-. Cuando (Crón.2 33,8) "(a) todo lo que les He Ordenado" ("Et kol Ashér tsivitím") nos abocamos, y nos sirve de herramienta para reparar nuestro mundo interior, y bajo su influencia también a su reflejo exterior, para defender a (Crón.2 36,14) "lo que consagró en Jerusalem" ("Ashér hikdísh birushaláim"), en el interior del hombre, en la Ierushaláim de este mundo, en la Ierushaláim de lo Alto.
Porque todo funciona, efectivamente, en régimen de simetría. "Pues Hashém vuestro E-lokím, el que Va con vosotros, para luchar por vosotros con vuestros enemigos, para salvaros" -nuestro verso entero, con valor 1670- sinergiza con que el hombre y el pueblo de que éste forma parte confían en Hashém hasta el punto en que [Tehilim 42,3] "sedienta está mi alma de E-lokím, del Supremo vivo; ¿cuándo vendré y veré las faces de E-lokím?"; y entonces el Infinito bendito se revela a los ojos del hombre en sinestesia de cuerpo y alma para reforzarlo en su fé, en la cancelación de las delusiones de sus instintos; y le desafía (Bereshit-Gen. 15,5) "Y Dijo: contempla ahora en dirección al firmamento, y cuenta las estrellas si podrás" ("vaiómer habét ná hashamáimah usfór hakojavím Im tujál"); y por cuanto no podrás hacerlo ni remotamente con precisión, entonces bástete con corregirte y enmendarte para elevarte, para tornarte hábil de ver lo que te excede, y lo lograrás activando en tu vida (Reyes1 9,4) "como todo lo que Ordené, Mi ley y Mi juicio" ("kejól Ashér tsivitíja jukí umishpatí"). Porque estás destinado, tú Israel, tú el hombre, a ser conducto que conecta entre mundos, que acerca de quien te ve se dirá: (Crón.1 21,16) "y vio al ángel de Hashém erguido entre la tierra y entre el firmamento" ("vaiáR Et malAj Hashém 'oméd bein haArets uvéin hashamáim").




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