יום שישי, 21 באוגוסט 2015

Shoftim, aliah de shabat kodesh, Maljut en la semana

Shoftim, aliah de shabat kodesh, Maljut en la semana. Devarim-Deut. 21,9: "Y tú, eliminarás (el derramamiento de) la sangre limpia de tu seno, porque harás lo recto a ojos de Hashém". 
Y como dice rabi Avrahám Ibn Ezra sobre nuestro verso: "porque no se derramará sangre limpia en tu tierra si harás lo recto a ojos de Hashém, por medio del mecanismo secreto en que una profanación es retribuida con otra profanación, y una mitsváh (precepto, acción correcta) con otra mitsváh"; que el mal atrae al mal y al bien el bien, y el disyuntor está en tí. O sea que nada tienes que batallar y luchar para impedir específicamente el derramamiento de sangre, sino que tienes que hacer solamente "lo recto a ojos de Hashém" ("haiashár be'einéi Hashém" = 683), recibir con amor Su mitsváh y sus juicios diciendo (Tehilim 35,24) "júzgame de acuerdo a Tu justicia" ("shafténi ketsidkéja") y (Tehilim 119,35) "porque justicia son Tus dictámenes" ("ki tsédek mishpatéja"), desde la conciencia plena de que todo es para Bien hasta el extremo en que [Job 36,15] "rescatará al pobre en su pobreza, y descubrirá-destapará con presión sus oídos": que por vía de la pobreza o de las dificultades que atraerá sobre el hombre, lo redimirá Hashém de toda pena en el mundo porvenir, y aún desde la presión que le impone despertará a sus oídos y a su corazón a comprender y rectificar y retornar en teshuváh completa todos sus días. 
Y justamente "porque harás lo recto a ojos de Hashém" ("ki ta'aséh haiashár be'einéi Hashém" = 1488), e incluso si te toca estar solo en tu camino sabrás conducirte siempre con rectitud bajo el firmamento, probarás en tu mundo que [Tehilim 33,16] "No es salvo el rey por medio de abundante milicia; el fuerte no se salvará por (su) gran fuerza", y las guerras contra el prójimo son un despropósito, porque sólo de Hashém dependen la victoria y la redención, y el camino para obtenerlas no es sino (Bereshit-Gen. 12,1) "vé-te de tu tierra y de tu matria y de la casa de tu padre" ("lej lejá meArtsejá umimoladtejá umibéit Avíja"), recogerte a las profundidades de tu corazón y edificarte desde la semilla de puro bien que hay en tí; y asemejarte a las cualidades del Creador en todas tus acciones; aún si eres rey y todo el gobierno y el control están en tus manos, y uno de tus sojuzgados posee lo que quieres elevar tú en ofrenda a Hashém, aprovecharás la oportunidad para declarar (Crón.1 21,24) "porque comprar compraré con dinero pleno (en todo su precio), porque no tomaré lo que es tuyo" ("ki kanóh Eknéh bekésef malé ki ló Esá Ashér lejá") gratuitamente; y así harás y así te conducirás en todos tus caminos.
Entonces, por cuanto actúas solamente para bien, será como si efectivamente hubieras impedido directa y personalmente todo derramamiento de sangre. "Y tú eliminarás (el derramamiento de) la sangre limpia de tu seno" ("veAtáh teva'ér hadám hanakí mekirbejá" = 1660), que es en realidad resultado de tu haberte distinguido, consagrado para ser recto a ojos de Hashém, como se entiende de la perplejidad del profeta que pregunta: (Is. 45,9) "¿acaso dirá la materia a quien le da forma qué harás?" ("haioMár jómer leiotsró máh ta'aséh") y sólo el Creador determinará las cadenas de causas y consecuencias a cuyo través triunfarás y conseguirás (Devarim-Deut. 11,31) "venir a heredar (a) la tierra" ("labó laréshet Et haArets"), la Maljut-Reinado rectificada y endulzada, para hacer shalóm entre los mundos y devenir eslabón y herramienta de redención.
Porque el objeto de haberte distinguido y aislado de todo mal, es que logres hacer e incidir bien. Que no seas tú también como todos los que erran, [Tehilim 106,38] "y derramarán sangre limpia, sangre de sus hijos y sus hijas que ofrendaron a los nervios-ídolos de Cnáan (arquetipo del ocupante idólatra de la tierra de Israel, cuando el espíritu de Israel no reina sobre ella), y se infectará la tierra de sangres" -verso completo, con el valor 3148 del nuestro-: también en la tierra de Israel es posible que erremos, que descendamos del nivel de sacralidad de Israel al de los nervios de Cnáan, que nos conduzcamos como todos los pueblos y nos humillemos (no lo quiera Hashém) ante las naciones que no quieren nuestro bien. "Y tú, eliminarás (el derramamiento de) la sangre limpia de tu seno, porque harás lo recto a ojos de Hashém". 



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