יום ראשון, 16 באוגוסט 2015

Shoftím, aliah de lunes, Guevurah en la semana

Shoftím, aliah de lunes, Guevuráh en la semana. Devarim-Deut. 17,20: "Para que no se alce su corazón por encima de sus hermanos, y para que no se desvíe de la mitsváh-precepto a derecha e izquierda; para que prolongue días sobre su reino, él y sus hijos en el seno de Israel".
Un rey (líder, gobernante, gran rabino, presidente) en Israel, no es un cargo que rectamente todos puedan querer para sí. La Toráh impone numerosas limitaciones, instrucciones y órdenes para la vida del rey, con el objeto de asegurar que él represente realmente el vínculo del pueblo de Israel con el Creador; y a través de ello, servirá de ejemplo para todo quien detenta autoridad, para que la autoridad tenga lugar solamente a favor del colectivo de que está a cargo, sólo para atraer a él shalóm en lo bajo y en lo Alto a una vez.
Nuestro verso, que explica el objeto de todas las limitaciones y las regulaciones que rigen sobre el rey para asegurar el bien del pueblo, avanza en su valor 4394 otro paso, dibujando de modo emocionante, casi estremecedor, su semblanza, desde el discurso que pronunciará ante Hashém en un momento de peligro, como cuando el enemigo cruel ataca o cualquier otro evento arrastra al pueblo en dirección al pánico. Siguiendo el ejemplo de Moshéh su maestro, se dirigirá el rey a Hashém [Shemot-Ex. 34,9] "y dirá: si he hallado gracia a Tus ojos Hashém, ande Hashém (revelado) entre nosotros, porque es un pueblo de dura cerviz; y perdonarás a nuestros delitos y pecados y nos Darás nuestra heredad". El verdadero rey, el alma colectiva que abarca las almas de todos, ante todo se presenta a sí mismo y a sus méritos a modo de ofrenda: si he hallado gracia, yo, el pequeño (olvida al pueblo; somos sólo Tú y yo), a tus ojos, entonces en mérito de ello, revélaTe entre nosotros, porque el pueblo está en estado de post-trauma, y aún si no ha madurado lo suficiente todavía para conducirse de modo digno ante situaciones extremas, sea por mi propio mérito individual (¡que para eso soy rey!): por favor, Perdona ahora a los delitos y pecados de todos nosotros (o sea: cuéntame a mí junto a todos ellos, para que yo pueda inclinar la balanza promedio hacia el lado positivo), y danos nuestra parte de este mundo para que podamos cumplir en él nuestra misión.
Y en detalle, para que no "se alce su corazón por encima de sus hermanos" ("róm lebavó meEjáv" = 351) dice que todo rey de Israel tenderá a asemejarse a la impronta de (Ez. 37,24) "y Mi siervo David es rey sobre ellos" ("ve'avdí davíd mélej 'aleihém"): un buen pastor que comparte caminos de amabilidad y alegría con su pueblo, e individualmente no pide nada para sí. Y con ello, también para que no "se desvíe de la mitsváh-precepto a derecha e izquierda" ("súr min hamitsváh iamín usmOl" = 995), que ocurra en los hechos mismo, (Reyes1 15,5) "y no se desvió de todo lo que Le ordenó" ("veló sár mikól Ashér tsiváhu"), porque sabe y trae grabado en su corazón que (Is. 45,17) "Israel es salvo en Hashém" ("israEl noshá' baHashém"), específicamente (Tehilim 95,7) "si en Su voz atenderéis" ("Im bekoló tishmá'u).
Y todo ello para el bien de todo el pueblo, "para que prolongue días sobre su reino, él y sus hijos en el seno de Israel" ("lemá'an iaAríj iamím 'al mamlajtó hú ubanáv bekérev israEl" = 2098), diciendo que [Tehilim 56,5] "en E-lokím alabaré Su palabra; en E-lokím confío, no temeré: que me hará carne (un ser de carne) a mí". Así se fundamenta un reinado rectificado, armado correctamente, y una nación que vive con justicia y felicidad, y fe que se prueba a sí misma todos los días.


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