יום שבת, 15 באוגוסט 2015

Shoftim, aliah de domingo, Jesed en la semana

Shoftim, aliah de domingo, Jesed en la semana. Devarim-Deut. 16,20: "Justicia justicia perseguirás, para que vivas y heredaste-heredarás (a) la tierra, que Hashém tu E-lokím te Da".
Nuestro verso completo, en su valor 4441, explica y detalla la grandeza de lo que se nos promete. A partir de que justicia justicia perseguirás, se levanta el profeta para decirte que [Is. 61,4] "y (re)construirán ruinas antiguas, espacios desolados de los primeros tiempos se erigirán, y renovarán las ciudades que cayeron por la espada, las devastaciones de generación y generación". Heredar, recibir en legado la tierra, significa que no hay obstáculo que se yerga ante la bendición que ha a nuestras manos. No hay bloqueos. No hay enemigo que se atreva a probar nuestra fuerza. Hasta que construyamos lo que estaba desde tiempos primordiales en estado de ruina, y los desiertos se levanten a vivir, y las ciudades devastadas se incorporen de su silencio a propagar júbilo por doquier.
Si "justicia justicia perseguirás" ("tsédek tsédek tirdóf" = 1072) siempre, (Bereshit-Gen. 24,41) "estarás libre de mi maldición" ("vehaíta nakí meAlatí", condicionada), porque la persecución constante de justicia verdadera, general, que se instale en todos los órdenes de la existencia, te traerá naturalmente a realizar toda la Toráh completa. Entonces, (Devarim-Deut.) "feliz de tí Israel" ("Ashréja israEl") si logras conducirte (Jue. 1,20) "como dijo Moshéh" ("kaAshér dibér moshéh"), (Jue. 11,39) "y será ley en Israel" ("vatehí jók beisraEl") la consecución de justicia (que es la séptima mitsváh-precepto, y la única de acción, instalada en la realización activa de la sefirah de Maljút-reinado, de entre las 7 mitsvót de los bnei-Nóaj, que es decir de toda la humanidad), (Is. 60,15) "fuente de alegría de generación y generación" ("mesós dór vadór"), para todas las generaciones que se incorporan cada día y se purifican para la labor sagrada que es su cotidianeidad, (Crón.2 30,22) "y se confiesan ante Hashém el E-lokím de sus ancestros" ("umitvadím laHashém E-lokéi Avoteihém"). Como es traído por el midrásh y los exégetas, precisamente el hecho de que la justicia estaba en su mano y ella estaba dispuesta a exigirla incluso en juicio frente al Creador, es lo que propició a Janáh la oportunidad de pararse en el mishkán-templo de Shilóh (Sam.1 1,10) "y oró sobre Hashém" ("vatitpalél 'al Hashém"), no a sino sobre, por encima, y la creyó Elí borracha ("shikoráh" en hebreo, escrita shin-kaf-reish-hei), y le probó ella que era pura y apta ("ksheráh" en hebreo, con las mismas letras en otro orden: kaf-shin-reish-hei); y recibió de Hashém lo que con justicia exigió: al pequeño ShmuEl-Samuel, que fue el siguiente conductor de Israel.


Una vida segura para el pueblo de Israel en la tierra de Israel, si queremos que sea duradera, que se prolongue a todo el tiempo del mundo, debemos alcanzarla por justicia, por mérito inapelable. Y lo que nos provee dicho mérito, aún desde una lectura literal de nuestro verso, es precisamente la búsqueda de justicia, "para que vivas y heredaste-heredarás (a) la tierra, que Hashém tu E-lokím te Da" ("lemá'an tijiéh veiaráshta Et haArets Ashér Hashém E-lokéja notén láj" = 3369). Y hasta tal punto la justicia, en tanto eje axiológico y moral para la vida entre el hombre y su prójimo, es mucho más prioritaria que toda religiosidad y todo acto u ritual enmarcados en la relación entre el hombre y su Creador, que nos dirá tajantemente al respecto el más sabio de los hombres [Prov. 15,8]: "Ofrenda de malvados-inicuos es abominación de Hashém, y plegaria de rectos (es) Su voluntad-deseo". La plegaria que se eleva hasta el gran Trono del Honor y logra hacer temblar los cielos, es aquélla que pronuncia un hombre recto. Para comprender ésto y llevarlo al propio corazón, no es necesaria explicación alguna.

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