יום שני, 10 באוגוסט 2015

reEh, aliah de martes, tifEret en la semana

reEh, aliah de martes, tifEret en la semana. Devarim-Deut. 13,2: "Cuando se levante en tu seno un profeta o un soñador de sueño, y entregue hacia tí una señal o un prodigio" (a modo de señal).
La lectura literal del verso, de acuerdo al contexto que lo rodea en la Torah, trata de alguien que goza de la capacidad de ver futuros (y todo futuro es pasible de cambio, desde la mutación del pasado que se inclina hacia uno u otro lado a la fuerza, en función de las modificaciones que imprimo a mi presente en que vivo), pero no habla la palabra de Hashém; y aún hace errar al pueblo en el culto a deidades inventadas y artefactos humanos. Mas es posible también leerlo hacia el lado dulce, hacia donde el profeta o el visionario u el líder se erguirá en tí para decir, con el valor 2249 de nuestro verso completo, [Bereshit-Gen. 27,8] "y ahora hijo mío, atiende a mi voz, a lo que yo te ordeno", y él vive en lo que parece un exilio constante por los caminos para contagiar bien, y abrazará siempre con gratitud al Creador y con amor a lo (Jueces 11,31) "que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro" ("Ashér ietsé midaltéi beití likraTí"). Y aún pudiera ser que el profeta sea en realidad una idea y una volición y una sintonía nuevas que despiertan mismo dentro de tí, que vienen a abrirte las puertas a una conciencia nueva, a dibujar un punto de inflexión en la línea de tu tiempo: cual en toda la Torah, hay aquí una meditación para el individuo, y una para el colectivo; y en realidad son una misma. 
Despertará en tu seno "un profeta o un soñador de sueño" ("naví O jolém jalóm" = 232) que hablará (Shemot-Ex. 7,13) "palabra de Hashém" ("dvar Hashém"), y que enfrentado a la oscuridad, se limitará a ordenar (Bereshit-Gen. 1,3) "sea luz" ("iehí Or"). De su voz oirás (Jos. 8,34) "la bendición" ("habrajáh") que, dice Hashém, (Sam.2 14,8) "Ordenaré sobre tí" ("Atsavéh 'aléja", de la raíz de "mitsvah"), porque la mitsvah-precepto de Hashém es en sí misma la bendición que concebimos como gratificación por ella. 
(Is. 30,31) "Porque de la Voz de Hashém" ("ki mikól Hashém") él habla, y vive todo momento de su vida para unir los extremos de la realidad en los cuatro nombres sagrados (los 4 despliegues del nombre que llamamos "Hashém" en milúi, técnica que explicamos en la meditación de ayer: quien quiera revisarlos, están en la versión en hebreo, y valen respectivamente 72, 63, 45 y 52; 232 en total). Y si por un momento breve siquiera decayera su espíritu y se dejara tentar por la decepción, le inquirirá desde su conciencia íntima Hashém: (Reyes1 19,9) "¿Qué tienes (vienes a hacer) aquí, Eliahu?" ("máh lejá póh Eliáhu"), y despertará a su camino al modo del "y viajaron - y acamparon" ("vais'ú vaiajanú") tantas veces repetido en la peripecia de nuestros ancestros por el desierto.
Y entonces se revelará dentro de tí para significar que "y entregue hacia tí una señal o un prodigio" ("venatán Eléja Ot O mofét" = 1507), como cuando llegó el momento (Shemot-Ex. 34,4) "y se levantó Moshéh en la mañana, y subió al monte Sinái" ("vaiashkém moshéh babóker vaiá'al El har sinái") para revelarte la palabra de quien Dijo y fue: (Ez. 24,14) "Yo Hashém Hablé la que adviene, e Hice" ("Aní Hashém dibárti baAh ve'asíti").
Y la señal en el firmamento u el prodigo sobre las faces de la tierra, es como si él mismo te los diera, porque te dará en realidad la llave para salvarlos de lo profundo de tu corazón. "Señal o prodigio" ("Ot O mofét" = 940) te dará, declarando (Bamidbar-Num. 16,28) "y con ésto sabréis-conoceréis" ("bezóT ted'ún"), y desde vosotros se revelará también a (Reyes1 8,60) "el conocimiento de todos los pueblos de la tierra" ("dá'at kol 'améi haArets"), y es de tu misión que (Reyes1 9,4) "cuides" ("tishmór") el secreto maravilloso, que siempre esté dispuesto a los ojos de todos. (Reyes2 7,1) "Oid la palabra de Hashém, así Dijo Hashém" ("shim'ú dvár Hashém kóh Amár Hashém"): Levántate y sal, impetérrito, impetuoso, (Job 22,26) "y eleva hacia la Divinidad tu rostro" ("vetisá El E-lóha panéja"), y pide la mitsváh-precepto, la oportunidad de bien y de shalóm; e inicia a tu hogar en un camino que realice la cima de lo prescripto (Prov. 21,2): "Y el contenido de los corazones: Hashém" ("vetójen libót Hashém").



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