יום שבת, 22 באוגוסט 2015

Ki Tetsé, aliah de domingo, Jesed en la semana

Ki Tetsé, aliah de domingo, Jesed en la semana. Devarim-Deut. 21,19: "Y lo tomarán su padre y su madre, y lo llevarán fuera, a los ancianos de su ciudad y a la puerta de su lugar". 
Se trata de una situación extrema: hay un hijo, un miembro del hogar que ya no resta más que desesperar a su respecto, no hay herramientas ni más nada que hacer por él, no atiende a las palabras de sus padres y no enmienda en modo alguno sus acciones, y no hay ya más en manos de quienes le aman para endulzar su conducta. O puede que se trate de una situación íntima en el alma del hombre, un instinto u apetito determinado, adicción o sometimiento psíquico u miedo, que ha salido completamente de control: decida lo que decida el hombre a su respecto en lo profundo del corazón, sólo obedecerá al imperio de su apetito, deseo, servicio, temor, hasta el fin de sus fuerzas. Entonces, a la hora de tomar medidas para rescatarse, no se apresure el hombre a tomar medidas radicales, sino que salga hacia los sabios, hacia los ancianos de la ciudad, hacia quienes guardan los portones de la realidad, justo en la frontera entre aquéllo que el hijo rebelde (o el apetito malsano u el miedo) niega o pretende nulo, y lo desconocido, el espacio exterior, el exilio que desafía y expía. Y allí, montados sobre dos mundos, se definirá por qué medio endulzar a lo tan lleno hasta que contaminante de amargura.
Nuestro verso completo vale 2680, para recordarnos qué se dirá al juzgado al inicio de la sesión en que determinaremos su suerte: [Bamidbar-Num. 30,1] "Y dirá Moshéh a los hijos de Israel de acuerdo a todo a lo que Ordenó Hashém a Moshéh". Que no hay ninguna distorsión ni falsificación, ningún agregado ni quita alguna, sino que justo las palabras que puso E-lokím en boca del intermediario, serán transferidas a nosotros por él; y sólo por medio de que retornemos, de que volvamos atrás de todo el edificio conceptual que erigimos sobre lo que creímos comprender a partir del axioma inicial, podremos rectificar el rumbo y salir a un camino nuevo, rectificado, cabalmente deducido de las pistas claras por fin, desde un razonamiento de lógica impecable sin fallas, o desde la intuición apegada a lo Alto tras que depurada de todo mal. 
Puesto que en una situación en que conseguimos conducirnos con inocencia íntegra y fiel de acuerdo a la ley prístina del Creador, no cabe riesgo de desvíos extremos al punto de incorregibles sobre la marcha, no hay posibilidad de ser sojuzgados por nada que no contemos con herramientas para vencer; y desde lo dicho, el hijo rebelde y refutador estará señalando una mácula, una falla en el camino por el que le condujimos y educamos; el individuo que escapa a la regla señalará una falla en la conducción del conjunto de que forma parte, falla que nos ordena frenar la marcha y girar en semicírculo para volver al punto de inicio, a los conceptos fundamentales sobre lo que edificamos toda la teoría y la doctrina y el mapa que se revelan fallidos; y desde allí, con fe y seguridad plenos, lograremos con ayuda de Hashém construir y construirnos de nuevo.
Y luego de aferrarlo su padre y su madre, "y lo llevarán fuera, a los ancianos de su ciudad y a la puerta de su lugar" ("vehotsíU Otó El ziknéi 'iró veEl shá'ar mekomó" = 1808), que nos detalla la ley que hace de eje para este juicio íntimo que nos debemos siempre en el mes de Elúl: [Tehilim 81,10] "no habrá en tí deidad ajena, y no reverenciarás a divinidad extranjera". Que no te rindas a ninguna fuerza o poder sino sólo a Hashém tu E-lokím y a su Toráh que es Ley verdadera, y no aceptes sobre tí más supremacía que la Suya, y ninguna fuerza baja (ni dinero ni poder de hombres ni adicción a sustancias del mundo material ni miedo ni sometimiento a apetito alguno) te gobernarán, todo tiempo que la conciencia del Creador, del orden y el propósito, alienta en tu corazón.
Por tanto, trae con humildad tu falla ante los ancianos de la ciudad, ante la verdad primordial, y acúsala de (Reyes1 19,14) "y reclamaron mi alma-vida para tomarla" ("vaibakshú Et nafshí lekajtáh"); y entonces deshaz ante ellos lo que te ata a esa falla, y arrepiéntete en teshuváh completa por las resultas de tu desvío (que acaso serán anuladas por tu teshuváh), y ayuna y somete a aflicción a tus armas para arrojar de ellas todo rastro de lo malo y lo abominable, y da de tí, da de tí en tsedakáh, en caridad que es justicia para salir victorioso del juicio, y con ayuda de Hashém obtendrás una nueva oportunidad para construir una vida apegada a la Verdad, para construir Shalóm en tu mundo.


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