יום חמישי, 6 באוגוסט 2015

Ekev, aliah de viernes, Iesod en la semana

Ekev, aliah de viernes, Iesod en la semana. Devarim-Deut. 11,19: "Y los enseñaréis a vuestros hijos para hablar en ellos, cuando sentado en tu casa y cuando andando en el camino, y al acostarte y al levantarte".
Todo quien recibe, debe; pero no debe hacia la fuente, sino de sí mismo en adelante. El hecho mismo de recibir Bien, esconde en su interior la fuerza para compartirlo, para hacerlo fluir y crecer hacia los círculos que nos rodean e incluyen. 
Por consiguiente, cuando se revelan a nosotros palabras de Verdad que representan fundamentos para la vida (como los que preceden a nuestro verso en el texto de la Toráh), en seguida tomamos nota de la misión: "Y los enseñaréis" ("velimadtém Otám" = 961). Desde tí hacia lo Alto -entre tí y el Creador-, enseña a (Bereshit-Gen. 25,22) "requerir a Hashém" ("lidrósh Et Hashém") y apegarse a El; a la altura de los ojos, entre el hombre y su prójimo, (Devarim-Deut. 25,14) "no tendrás en tu casa fanega y fanega, grande y pequeña" ("ló ihiéh lejá beveitjá Eifáh veEifáh, gdoláh uktanáh"; medidas diferentes para pesar mercadería, por ejemplo) y todo lo que ello representa en prevenirte de robo, engaño y estafa; y hacia tu interior, hacia el trabajo de unir los extremos, (Amos 6,5) "pensaron para ellos instrumentos de canto" ("jashvú lahém kléi shír"), porque la enmienda necesaria es mucho más asunto de canto que de meramente hablar.
"Y los enseñaréis a vuestros hijos para hablar en ellos" ("velimadtém Otám Et bneijém ledavér bám" = 1762), nos remite al estatuto fundamental que ha de contagiarse para la enmienda del mundo (Miq. 6,8): nada "si no hacer juicio y amor a la piedad"; así se diseña el nuevo eslabón de la cadena. 
Entonces, ¿a quién enseñar?: "a vuestros hijos" ("Et bneijém" = 523), (Reyes1 5,30) "que hacen el trabajo" ("ha'osím bamlaJáh") de la (Reyes2 22,5) "revisión del hogar" ("bédek habáit"), que crecen hacia una era nueva bajo el signo del "futuro porvenir" ("'atíd lavó") que anhelamos. Enséñales que "para hacer Mi Bien a ellos" ("leheitiví Otám") nos reveló Hashém la Toráh, (Bamidbar-Num. 4,19) "y vivieron-vivirán, y no morirán" ("vejáiu veló iamútu"): vivirán en este mundo, y no morirán para el mundo porvenir. Y se trata de vuestros hijos: los hijos de todos, son responsabilidad solidaria de todos.
Enseñad a vuestros hijos "para hablar en ellos" ("ledavér bám" = 278), en términos de davár, del puente entre la palabra hablada y su realización, en que se manifiesta como objeto sensible. "Para hablar en ellos" es grabar en sus corazones "la luz oculta" ("Or haganúz") que revela que (Bamidbar-Num. 6,24) "Te Bendecirá Hashém" ("ievarejejá Hashém") en todos tus caminos, si tan sólo serás (Ec. 7,26) "bueno ante el E-lokím" ("tov lifnéi haE-lokím"), y sólo a él te diriges en súplica pidiendo (Tehilim 31,16) "sálvame de manos de mis enemigos" ("hatsiléni miád Oivái"), y así también le rogarás (Tehilim 119,124) "y Tus leyes Enséñame" ("vejukéja lamdéni"). Y frente a toda duda, (Nej. 1,8) "recuerda-evoca ya" ("zjór-ná"): busca dentro de tu corazón, y tu pregunta hallará respuesta.
El estudio -y la enseñanza- existencial, es perpetuo. Tiene lugar en todo momento, en la conducta frente a toda situación, en el ejemplo personal, cuando resulta cómodo y cuando no, "cuando sentado en tu casa y cuando andando en el camino, y al acostarte y al levantarte" ("beshivtejá beveitéja uvelejtejá badérej, ubeshojvejá uvkuméja" = 2386), con intención de legar la misión de (Devarim-Deut. 15,5) "cuidar para hacer toda la mitsvah-orden ésta" ("lishmór la'asót Et kol hamitsvah hazót"). Quede claro: en este mundo, todo el cuidado, la enseñanza, el ejemplo, deben conducir a la acción recta; y en ella se prueban.
La educación y la enseñanza constantes engendran conciencia. Un hombre verdaderamente apegado a su Creador, vive la situación de "cuando sentado en tu casa" ("beshivtejá beveitéja" = 1158) como si se cumpliera todo el tiempo sobre él (Tehilim 23,6) "y me senté-sentaré en la casa de Hashém" ("veshavtí bevéit Hashém"). "Y cuando andando en el camino" ("uvelejtejá badérej" = 704), siempre desde el "amor a la tierra" ("Ahavát haArets") que nace, provisto de alegría, del amor al Amo de toda la tierra (como deduzco del Rambá"m, Halajót de Teshuváh, cap.8).


Y así también en los puntos de inflexión diarios de la conciencia, cuando te retiras a dormir, y cuando te levantas al nuevo día, "y al acostarte y al levantarte" ("uvshojvejá uvekuméja" = 524). Porque (Devarim-Deut. 20,19) "el hombre es un árbol del campo" ("haAdám 'éts hasadéh") y sus raíces se nutren de la sefirah de Maljút, del Reinado reflejo, (Sam.2 11,23) "y salieron-saldrán hacia nosotros al campo" ("vaietsU Eléinu hasadéh") para orar por sus vidas (Crón.2 7,3) "y agradecer a Hashém porque Bien" ("vehodót laHashém ki tóv"). Como toda la Toráh, así toda la labor que hagáis con vuestras manos, y todo instante en vuestras vidas, (Shemot-Ex. 30,32) "sagrado será para vosotros" ("kódesh ihiéh lajém"), enfrentable en sintonía de (Bamidbar-Num. 29,12) "y celebraréis celebración para Hashém" ("vajagotém jág laHashém"): una celebración llena de canto por dentro, y responsabilidad solidaria por el prójimo, y requerir la presencia de Hashém a cada paso, con todo el corazón.

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