יום שלישי, 28 ביולי 2015

vaEtjanán, aliah de miércoles, Netsaj en la semana

vaEtjanán, aliah de miércoles, Netsaj en la semana. Devarim-Deut. 5,16: "Honra a tu padre y a tu madre, como te Ordenó Hashém tu E-lokím; para que se alarguen tus días, y para que te sea Bien sobre la tierra que Hashém tu E-lokím Da a tí".
Todo es ida y vuelta, medida por medida en reciprocidad impecable. Y ésto aparece representado pulcramente en nuestro verso: honra a tus padres como se te ha instruido, y entonces estará todo bien. ¿Y por qué tu bienestar en la tierra depende justamente del honor a tus progenitores? "Honra a tu padre y a tu madre, como te Ordenó Hashém tu E-lokím" ("kabéd Et avíja veEt Iméja kaAshér tsivjá Hashém E-lokéja" = 1657), pues tu tierra es la (Bereshit-Gen. 50,24) "que Juró a Avrahám, a Itsják y a Iaakóv" (Ashér nishbá' leAvraham leitsják uleia'akóv"), de cuyo mérito la recibirás para tus generaciones. De acuerdo a la medida en que honres a la fuente, así recibirás de su progenie; de la fuerza que te une a la raíz, se proyectará la fuerza que te conduce a la meta.
¿Y qué pesa sobre tí en relación a tu padre y a tu madre? "Honra a" ("kabéd Et" = 427), que es honrar (Shemot-Ex. 14,31) "a Hashém" ("Et Hashém", que es socio de tus padres en haberte engendrado y dado vida), y aún (Devarim-Deut. 9,14) "a tí" ("Otjá") mismo te estás acreditando honor. Puesto que (Tehilim 16,2) "Mi Bien" ("tovatí") te está prometido por Hashém, a partir de que te conduzcas con honor respecto de tu prójimo, empezando por tus padres y culminando en tí mismo, con toda la creación en el camino; cada creatura de acuerdo a su propia estatura y honor.
Y entonces, ¿qué sabemos acerca de cómo honrarlos? "como te Ordenó Hashém tu E-lokím" ("kaAshér tsivjá Hashém E-lokéja" = 729); y parece que debemos considerar al habla en sí mismo como orden a interpretar, puesto que ahora mismo, en este mismo verso, acaba El de ordenarlo, y aún no hay explicación a la que remitirnos. Salvo que comprendamos que, por mérito del trato honorable, (Tehilim 97,1) "se revelará la tierra" ("taguél haArets") ante tí, puesto que el honor que dispenses a los hombres probará tu capacidad de integrarte a la finalidad declarada de tu posesión de la tierra: (Vaikra-Lev. 26,45) "para ser para vosotros E-lokím, Yo Hashém" ("lihiót lajém leE-lokím Aní Hashém"), y entonces notarás que (Is. 30,28) "y Su espíritu como un río que baña" ("verujó kenájal shotéf"), y el fluido vital es conducido hasta tí desde lo Alto todos los días, tal como se deduce de la continuación de nuestro verso. 
¿Cómo operará la ley de causalidad a partir de que yo logre conducirme dispensando honor? Lo harás "para que se alarguen tus días" ("lemá'an iaArijún iaméja" = 561), pues respetar-honrar al otro abre las puertas a una conciencia cabal de que (Bereshit-Gen. 2,18) "no es bueno estar el hombre solo" ("ló tov heiót haAdám levadó"); por tanto: (Shemot-Ex. 2,11) "y creció Moshéh y salió hacia sus hermanos" ("vaigdál moshéh vaietsé El Ejáv"), porque eso es lo que hará quien creció y adquirió entendimiento y sabiduría, para conectarse solidariamente con los suyos, en círculos concéntricos. El camino que traza la Toráh hacia la sacralidad y hacia el bien propio pasa por la conexión y deferencia hacia el otro, hacia todo-lo-que-no-es-yo, mucho más que por la elevación privada del individuo; por consiguiente, sólo tras haber salido hacia sus hermanos, (Shemot-Ex. 3,1) "y vendrá al monte de E-lokím, a Jorév" ("vaiabó El har haE-lokím jorévah"), a recibir la revelación divina. Entonces: para empezar se conectó con sus hermanos, y recién entonces tuvo sentido hacer el esfuerzo de llegar hasta el lugar correcto en que recibir la Palabra de Hashém, ahora que es hábil de percibirla. Hay que guardar ese dato. Desde ahí, (Shemot-Ex. 19,9) "Moshéh hablará" ("mosheh idabér") y el E-lokím le responderá en alta voz; y la instrucción para Israel es (Bamidbar-Num. 29,13) "inocentes-íntegros-cándidos serán" ("tmimím ihiú"); y entonces está prometido al colectivo y a cada individuo que lo integra (Jer. 15,21) "y te Salvaré" ("vehitsaltíja"), y aún (Crón.1 17,10) "y casa Construirá para tí Hashém" ("ubáit ivnéh lejá Hashém"); y a la hora de la guerra estarás seguro puesto que (Tehilim 60,14) "en E-lokím haremos (lo que hace la) milicia" ("beE-lokím na'aséh jáil"); (Nej. 13,27) "y para vosotros (será) lo oído-atendido" ("velajém hanishmá') que es la Toráh que prometimos atender, que desde ella activaremos "al fin, la acción" ("sof ma'aséh", al decir de rabi Shlomoh Alkabetz en su composición Lejáh Dodí) para la enmienda de este mundo, el de la acción. Porque (Cantar 8,6) "fuerte-intrépido como la muerte es el amor" ("'azáh kamávet Ahaváh") que impulsa cada latido de tu corazón.
"Y para que te sea Bien" ("ulemá'an iitáv láj" = 277) es el (Bereshit-Gen. 2,18) "complemento-ayuda" ("'ezer"), la pareja del hombre frente a él, en que se revelará Hashém cual lo anuncia (Bereshit-Gen. 28,15) "y he Yo contigo" ("vehinéh Anojí 'imáj"). Desde la inocencia y la candidez, ante cada acción que lleves adelante, ella se dirigirá a El junto contigo, pidiendo (Tehilim 118,25) "por favor, ya Hashém, Pon éxito ahora" ("Ana Hashém hatslíjah ná"). Entonces (Is. 66,9) "Dirá Hashém" ("ioMár Hashém") y se cumplirá que (Jer. 32,39) "todos los días para Bien para ellos" ("kól haiamím latóv lahém") juntos, bajo la bendición de "señal buena y signo bueno" ("simán tov umazál tov"). "y para que te sea Bien", 277, como dijimos al inicio.
"Sobre la tierra que Hashém tu E-lokím Da a tí" ("'al haAdamáh Ashér Hashém E-lokéja notén láj" = 1298), una tierra milagrosa en que experimentarás abiertamente que (Sam.1 2,6) "Hashém mata y da vida, hace descender hasta el infierno (la interrogancia) y remonta-eleva" ("Hashém memít umejaiéh, moríd sheOl vaia'ál") por encima de toda estadística y ley natural. En paralelo con el Mishkán-Templo que debemos construir fuera de nosotros mismos -y por mérito de ello Hashém morará en nuestro interior-, también esta tierra sobre la que nos asentamos es aquélla (Ez. 39,21) "que Puse en ellos" ("Ashér sámti bahém") y se grabó en sus corazones: una ligazón de ida y vuelta entre la tierra y sus habitantes connaturales, por fuera y desde dentro. Una sintonía redentora, de gueUlah, acerca de la que escribe la mishnah: (Sanhedrin 48b) "Todo Israel, hay para ellos parte en el mundo porvenir" ("kól israEl iesh lahém jélek le'olám habá"). Y agrega el Rambá"m (Maimónides, Mishneh Torah, libro de la ciencia, halajót de Teshuvah cap. 13): "Y así, los piadosos de los pueblos del mundo, hay para ellos parte en el mundo porvenir" ("vején, jasidéi Umót ha'olám iesh lahén jélek le'olám habá"), que remite en su valor 1489 (¡oh maravilla de la inspiración divina con que escriben los grandes sabios!) a un principio fundamental al que conviene atender: [Tehilim 37,3] "Confía en Hashém y haz Bien, puebla la tierra y cría-pastorea Emunah-fe-fidelidad" ("betáj baHashém va'aséh tov, shjón Erets ur'éh Emunah"). Que seamos suficientemente íntegros para hacer el camino sin vacilar.



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