יום חמישי, 23 ביולי 2015

Devarim, aliah de viernes, Iesod en la semana

Devarim, aliah de viernes, Iesod en la semana. Devarim-Deut. 2,32: "Y saldrá Sijón a nuestro encuentro, él y todo su pueblo a la guerra, hacia Iáhats".
Es sabido que todas las pruebas caen sobre nosotros en la vida para afilarnos y aguzarnos, en como una suerte de gimnasio natural para los músculos de la conciencia. Por consiguiente, a no temer: de acuerdo al tamaño del ataque, será el tamaño de la salvación, cuya llave está depositada siempre en nuestras manos.
"Sijón", en su valor 128, simboliza (Bamidbar-Num. 31,14) "la guerra" ("hamiljamáh"), toda guerra que nos sale al encuentro; en particular, el modo en que nos conduzcamos a su respecto nos dará pistas para comprender qué caminos se abren ante nosotros en cada ocasión en que somos arrastrados, contra nuestra voluntad, a una guerra que no buscamos ni deseamos.
"Y saldrá Sijón a nuestro encuentro" ("vaietsé sijón likraTénu" = 1022), él y todo enemigo que como él pide aniquilarnos, señala el escudo férreo que nos guarda y nos cuida: [Prov. 14,26] "En el temor a Hashém (hay) resguardo potente, y para sus hijos (de quien halla en el temor a Hashém resguardo potente) habrá refugio" -lo cual ocurrirá por puro mérito de los padres-. De la irAh ante Hashém depende la apertura de puertas hacia el "resguardo potente" ("mivtáj 'oz" = 136), que está cerrado con tres candados a los que tres llaves pueden abrir: la (Bereshit-Gen. 21,17) "voz" ("kol") de la plegaria, el (Sam.2 12,16) "ayuno" ("tsom") de la teshuváh, y el "patrimonio" ("mamón", como es llamado por nuestros sabios en muchos lugares, y en nuestras plegarias de Tishréi) que es entregado en tsedakáh -caridad que es justicia- a modo de expiación. Y justamente estas tres herramientas -la teshuváh, que es arrepentimiento y rectificación proactiva, y la plegaria, y la tsedakáh-, a las que apelamos a voz en cuello en Iom Kipúr, de verdad alejan de nosotros a lo malo de la sentencia, endulzan el juicio para volverlo patrocinio ("jasút", de la misma raíz que "majséh", que tradujimos por "refugio"): "majséh" vale 113, igual que "slijáh", que significa "perdón", donde se encuentra el refugio.
"Y saldrá Sijón a nuestro encuentro" (con valor 1022, como hemos visto) dice que hay un camino al que es ya preciso y oportuno levantarse bajo la orden (Devarim-Deut. 4,1) "y ahora, Israel" ("ve'atáh israEl"), justamente por tu carácter de (Devarim-Deut. 4,7) "que tiene E-lokím próximo a él" ("Asher ló E-lokím krovím Eláv"), y con la fuerza de tu cuidado de la señal del (Daniel 11,30) "pacto sagrado" ("brit kódesh") en todos sus modos, saldrás a la guerra sin miedo ni preocupación porque (Reyes1 9,5) "no será arrancado-muerto de tí (ni un) hombre" ("ló ikarét lejá Ish"), (Devarim-Deut. 26,19) "y para darte-ponerte por supremo" ("uletitjá 'elión") te condujo Hashém hasta aquí. 
Nuestro camino en la vida es pedir shalóm, procurar shalóm, hacer shalóm. Mas en ocasión de guerra, especialmente si frente a un enemigo cruel cuyo objetivo es tu extinción, la prosecución del shalóm se inviste en la misión de recuperar las condiciones que lo habilitan. Por un lado Sijón, "él y todo su pueblo a la guerra, hacia Iáhats" ("hú vejól 'amó lamiljamáh, iahatsáh" = 447); por el otro, (Jos. 11,12 y otros 2) "Moshéh, siervo de Hashém" ("mosheh 'éved Hashém") y sus hombres sagrados. El pueblo de Israel, (Is. 52,11) "portadores de las herramientas-armas de Hashém" ("nosEi kléi Hashém"), se levantan en los días de (Lam. 1,3) "entre las opresiones" ("bein hametsarím", los días que median entre el 17 de tamuz y el 9 de Menajem-Av, en que nos encontramos ahora), y gritan a Hashém: (Jerem. 32,18) "¡haz Piedad!" ("'aséh jésed"); (Bamidbar-Num. 8,14) "y distingue-distinguirás" ("vehivdálta") entre mal y bien y entre inmundo y puro, tal como nosotros, por Tu orden, discriminamos. Y entonces, oh maravilla, la voz prístina que pide (Tehilim 106,47) "sálvanos" ("hoshi'énu") se proyecta en la certeza de que (Tehilim 116,6) "y a mí me Salvará" ("velí iehoshí'a"); sobre esa seguridad se apoya el secreto del resguardo y la victoria.
De todos modos, los hijos de Israel somos misericordiosos por naturaleza, y no golpearemos sin advertencia suficiente. Si con justicia nos comportamos hacia dentro nuestro y hacia fuera, la victoria está garantizada en nuestras manos.  Y aún así, no somos rudos, y sentimos piedad por toda creatura, y cuando llega el momento de "y saldrá Sijón a nuestro encuentro, él y todo su pueblo a la guerra, hacia Iáhats" -nuestro verso entero, con valor 1469-, llamaremos su atención con las palabras del profeta: (Jer. 27,13) "¿Por-para qué moriréis tú y tu pueblo?" ("lámah tamútu Atah ve'améja"). Y si se rectifica, mejor. Y si no, la ley y la justicia están en tus manos para defender lo tuyo, y así dijeron nuestros sabios que dice la Toráh (Talmud Bablí, Iomá 85b): ¿Viene a matarte? Apresúrate a matarle" tú.
  









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