יום רביעי, 1 ביולי 2015

Balák, aliah de viernes, Iesod en la semana

Balák, aliah de viernes, Iesod en la semana. Bamidbar-Num. 24,11: "Y ahora, húyete a tu lugar; dije que honrar te honraré, y hé que te ha impedido Hashém de (recibir) honor".
Hay algo torcido, algo que está realmente mal, en la expresión "húyete a tu lugar" ("bráj lejá El mekomjá" = 978), y no importa quién la dice, ni a quién. Si es a tu lugar que vas, ¿por qué apodar a tu retorno a casa en términos de huida? A tu lugar, al lugar de tí, se sube, se llega, se viene; ¡seguro que no se huye a él!, salvo que seas indigno por naturaleza, o que simplemente no has llegado a advertir que tu lugar te corresponde y tú te correspondes a él, y es entonces como que todo el tiempo tienes que pedir permiso y disculpas de todo el mundo por el mero hecho de atreverte a abrir la puerta y entrar y establecerte en tu lugar. O que meramente eliges aferrarte a una idea en la que de verdad no crees, para usarla por excusa de una interpertenencia entre tú y una determinada parcela, y te llamas "Biniamín Zeev Hertsl" (el nombre hebreo de Teodoro Herzl, también con valor 978), y entonces le gritas a cada miembro de la familia "húyete a tu lugar" en un discurso encendido en que la huida se disfraza de victoria, y engendra una ideología arrancada de raíz, arrancada de sueño y de trascendencia (que en paz descanse), que nos derriba de continuo hasta hoy; porque no llamaste a tu hogar a retornar a casa, a renovar los días que soñamos desde siempre, a encender los motores de la redención, y sólo decoraste el llamado a salvar el pellejo de modo que se vea honorable y valiente. ¡Vaya desatino y oportunidad perdida!: al hogar, al terruño, se retorna con grandeza, con amor, en conexión redentora entre el pasado y el futuro, entre todos los años del desierto y la visión profética de shalóm, (Reyes2 19,19) "y sabrán todos los reinos de la tierra" ("veiad'ú kól mamlajót haArets") que en este mismo momento tiene lugar un punto de inflexión imponente en la historia del mundo, (Is. 19,21) "y sabrán Mitsráim a Hashém en el día ese" ("veiad'ú mitsráim Et Hashém baióm hahú"), porque no volverás a ser ya más esclavo de esclavos, sino amo en tu hogar por el hecho mismo de tu ser siervo leal del amo de todo.
Pues "dije que honrar te honraré" ("Amárti kavéd Ajabedjá" = 724), se explica Balák. Hace falta valentía, incluso coraje sagrado para hacerse digno de honor, al modo del mayor de los profetas que se irguió (Shemot-Ex. 3,13): "y dirá Moshéh al E-lokím" ("vaióMer moshéh El haE-lokím"). Honrar, y luego: te honraré; dos veces alusión al honor, una que se mide con (Shemot-Ex. 11,5) "y murió todo primogénito" ("umét kól bejór") nacido en Mitsráim, y una que se mide con lo dicho a continuación de ésto, a Israel: (Shemot-Ex. 12,13) "y salteé sobre vosotros" ("ufasájti 'alejém"); ambas en honor del propio Hashém, (Prov. 16,7) "en el quererlo Hashém" ("birtsót Hashém").
Y no fue suficiente que yo quisiera honrarte, dice Balák, pues es como tú has dicho: que todo proviene de Hashém; y así se afilia Balák al pensamiento según el cual no hay en verdad nada en manos del hombre, y no hay juicio ni juez verdadero sino solamente un destino cruel; se suma Balák a la concepción de que no hay libertad, y entonces tampoco responsabilidad, y no teshuváh, y no enmienda. "Y he que te ha impedido Hashém de (recibir) honor" ("vehinéh mena'ajá Hashém mikavód" = 344), te ha sustraído al honor de los indignos, en un impedimento que es el Creador mismo cumpliendo la orden de aislarte del mal, y sólo entonces, (Devarim-Deut. 15,10) "te bendecirá Hashém tu E-lokím" ("ievarejejá Hashém E-lokéja"), manifestación del hacer bien tras haberte aislado del mal, que el E-lokím cumple él mismo para enseñarte sus caminos. El dibujo retorna sobre sí mismo si nos elevamos hacia muy por encima del caso específico, hasta una situación mucho más general: "te ha impedido Hashém de (recibir) honor" ("mena'ajá Hashém mikavód" = 278), como (Tehilim 31,16) "sálvame de mano de mis enemigos" ("hatsiléni miád Oivái") que representa el aislarme del mal -porque no hay enemigo tan peligroso como mi propio mal instinto-, y entonces, (Tehilim 119,124) "y tus leyes enséñame" ("vejukéja lamdéni"), para hacer (Ec. 7,26) "bien ante el E-lokím" ("tóv lifnéi haE-lokím").
En los hechos, dice Balák a Bilám, eres doblemente denigrado: yo te humillo y te desprecio, porque el E-lokím te ha humillado primero. "Y ahora, húyete a tu lugar; dije que honrar te honraré, y hé que te ha impedido Hashém de (recibir) honor" -nuestro verso entero, con valor 2046-, y contra tu voluntad deberás mirar al otro lado, hacia el campamento de Israel, [Bereshit-Gen. 14,19] "y le bendecirá, y dirá: Bendito Avrám al E-l supremo, dueño de cielos y tierra". Pues Israel no huirá hacia su hogar como Bilám; porque se conducirá con recta razón y pondrá frente a sus ojos la sabia advertencia que dice [Prov. 30,10] "no denuncies al siervo ante su amo, no sea que te maldiga y serás culpable-castigado", y en los mismos términos abstente de atraer maldición sobre tí mismo por enojo del verdadero amo, pues de no ser así, si rehusas aquéllo que te da derecho a tu parcela, la tierra en que te asientes no te será de bendición, y serán tus hombres siempre [Cantar 3,8] "todos aferrados a la espada, entrenados para la guerra, cada hombre con su espada al cinto por miedo en las noches". ¿Acaso has oído de una situación así en el mundo?... Por tanto, levántate Israel frente a Hashém para decir: [Tehilim 89,29] "por siempre cuidaré para El mi piedad, y mi pacto le es fiel", la piedad y el pacto, para ser reino de sacerdotes y pueblo sagrado, luminaria de los pueblos, en tu asentarte con shalóm en tu tierra para siempre, y silencio, y no hay quien intente siquiera espantarte. Y cuanto dicho ha sido sobre el colectivo, recae también sobre cada individuo, sobre todo quien el carácter de Israel toma por nombre.



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