יום שני, 22 ביוני 2015

Jukat, aliah de martes, tifEret en la semana

Jukat, aliah de martes, tifEret en la semana. Bamidbar-Num. 20,10: "Y congregarán Moshéh y Aharón a la congregación hacia frente al peñasco, y les dirá: atended los rebeldes, si acaso de este peñasco extraeremos para vosotros agua".
Pobres los de fe pequeña, y pobres los que heredan inexorablemente sus desatinos en las generaciones ulteriores, para rectificar y enmendar lo que mucho más fácil habría sido para ellos mismos enmendar y no lo hicieron. Los hijos de Israel están sedientos; si sólo creyeran de corazón pleno que no hay límite para Hashém que saciará su sed de lo que desee constituir en manantial, habría podido Moshéh hablar a la roca, y despertar de bajo ella con su palabra un flujo caudaloso de aguas suficiente para todos. Mas muchos del pueblo no creyeron, y bajo tales circunstancias, si cumplía Moshéh la orden divina de hablar a la roca, sólo una minoría de creyentes íntegros tendría capacidad de recibir la bendición, y todo el resto del pueblo habría muerto de sed (sálvenos Hashém de ello). De allí que se vio forzado Moshéh, el pastor fiel, a sacrificarse a sí mismo (¡eso es un verdadero líder!): golpeará la roca, y de modo natural fluirán de bajo ella las aguas necesarias para saciar la sed de todos; y en ese mismo acto (en simetría perfecta de acción y reacción) caerá sobre nosotros la sentencia que impedirá a Moshéh conducirnos hasta dentro de la tierra prometida, y ya no será él mismo el mashíaj capaz de dar vuelta la hoja de la historia, y tampoco erigirá el templo en Ierushaláim: desde ahora, el camino que tenemos por delante se ha hecho innúmeramente más largo. "Y congregarán Moshéh y Aharón a la congregación hacia frente al peñasco, y les dirá: atended los rebeldes, si acaso de este peñasco extraeremos para vosotros agua" -nuestro verso entero, con valor 3349-. Entonces elevó Moshéh sus ojos a lo Alto, como disculpándose por el descenso que producirá a inocentes y culpables por igual, al imponerse cuidar de las vidas de todo su rebaño; y estará como diciendo humildemente ante Hashém: [Reyes1 3,8] "y tu siervo está dentro de tu pueblo que elegiste, un pueblo abundante que no se censará ni se contará de tanta su abundancia", ¿y cómo sufriré-soportaré el mal de ellos, aún si fuera de justicia que les toque?; sino que provocaré a la cualidad de la misericordia divina que despierte sobre ellos, incluso a cuenta de mis méritos, aún a cuenta del camino de dignidad real que por mérito estaba ya dispuesto para mí, y sólo entonces [Tehilim 67,5] "se alegrarán y celebrarán naciones porque juzgarás a pueblos rectamente, y naciones en la tierra conducirás de inmediato". 
Moshéh endulza para el pueblo, salva miles y miles de vidas en el desvío a que se atreve respecto de la palabra de E-lokím, y paga por ello de su cuenta personal; y al mismo tiempo, enfrenta al pueblo con palabras duras: "atended los rebeldes" ("shim'ú ná hamorím" = 762), atended (Tehilim 95,1) "a la roca de nuestra salvación" ("letsúr ish'énu"), que debiéramos pararnos ante El, (Tehilim 95,2) "adelantemos (la revelación de) su rostro con gratitud" ("nekadmáh panáv betodáh"); pues el endulzamiento de lo que no se endulzó en ese momento se vio postergado hasta hoy, para que despierte en todos los mundos desde tu corazón, desde nuestros corazónes (Nej. 8,12) "gran alegría, pues comprendieron los hechos-palabras" ("simjáh gdoláh ki hevínu badvarím"). Porque la preplejidad es ruidosa: "¡¿acaso de este peñasco extraeremos para vosotros agua?!" ("hamín haséla' hazéh notsí lajém máim" = 614), para recordarte que plantó en tí a los pies del monte Sinái la cualidad del (Shemot-Ex. 32,16) "grabado" ("jarút", que es también pronunciado "jerút" el grado máximo de libertad), ese grabado de la ley divina sobre las paredes del corazón del hombre que le convierte en hombre verdaderamente libre, que no tiene protestas sino sólo gratitud hacia "el que sustenta-alimenta al mundo" ("hazán Et ha'olám", como apodamos al Creador en el "birkát hamazón", bendición después de la comida), y una declaración se instala en sus labios diciendo (Tehilim 23,6) "sólo bien y piedad me perseguirán todos los días de mis vidas" ("Aj tóv vajésed irdefúni kól ieméi jaiái") pues "Hashém reina Hashém reinó Hashém reinará por todo el tiempo en que hay mundo y testigo" ("Hashém mélej Hashém maláj Hashém imlój le'olám va'éd", como declaramos en la lectura del shemá' antes del sueño cada noche), y vive en solidaridad responsable plena hacia su prójimo, desde el camino en que sabe a conciencia plena que si cuenta con el mérito necesario y es conveniente a los íntegros e inocentes, incluso de dentro de un peñasco le será permitido extraer agua.


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