יום רביעי, 17 בספטמבר 2014

Vaiélej, aliah de jueves, Hod en la semana

Vaiélej, aliah de jueves, Hod en la semana. Devarim-Deut. 31,18: "Y Yo ocultar ocultaré Mis faces el día ese, por todo el mal que hizo; porque se dirigió a deidades otras".
La profanación de la ley del Creador, implica el fortalecimiento de las fuerzas del caos sobre las fuerzas de la enmienda-tikún, implica sobreponer oscuridad a la luz. No habrá de asombrarnos, entonces, que acciones que fortalecen a lo oscuro, provoquen que deje de alumbrarnos la luz que revela a la shejinah, a la presencia revelada de Hashém, en nuestro mundo.
Al llegar a este extremo, aún las puertas del firmamento pueden -no lo permita Hashém- cerrarse, y resta en nuestras manos despertar el mérito de los ancestros; tanto sus méritos personales como, en nuestro propio interior, su grandeza en tanto paradigmas que se hallan impresos en nuestras propias almas, y que nos habilitan y ponen en nosotros la fuerza para retornar en teshuvah verdadera y acceder al retorno de la luz. 
De modo que toca un momento de estrechez y dificultad, de oscuridad que aflige al corazón, producto de nuestras propias acciones y elecciones: "Y Yo ocultar ocultaré Mis faces el día ese" ("vaAnojí hastér Astír panái baióm hahú" = 1638), a lo que nos apresuraremos a responder acerca de nosotros (Jos. 24,22) "porque vosotros elegisteis para vosotros a Hashém" ("ki Atém bajartem lajém Et Hashém") y a El retornaremos; y alegaremos que estuvimos cautivos del error y los instintos a los que acusó Hashém [Shemot-Ex. 9,17] "aún oprimes a mi pueblo, y no los envías-liberas" ("'odjá mistolél be'amí lebiltí shaljám"); y sólo con Tu ayuda podremos levantarnos nuevamente para hacer bien. Y evocaremos ante El nuestro carácter de (Crón.1 17,21) "pueblo uno en la tierra que fue E-lokím a liberar para Sí un pueblo" ("goi Ejád baArets Ashér haláj haE-lokím lifdót ló 'am"), pueblo de los hijos de Israel que se aferran a lo que les legaron sus ancestros para la eternidad, (Prov. 17,6) "y el esplendor de los hijos son sus padres" ("vetifEret baním Avotám"); hasta el punto que incluso Mordejái-Mardoqueo, el tsadík sagrado que se levantó ante Hashém en medio del ocultamiento de la luz, en la oscuridad más pavorosa y atroz que amenazaba a todos de extinción -y que era resultado del debilitamiento de Israel en su apego a Hashém-, evocó acerca de sí mismo su ascendencia (Ester 2,5): "hijo de Iaír hijo de Shim'í hijo de Kish, hombre de Biniamín" ("ben iaIr ben shim'í ben kish Ish ieminí").
Como hemos visto, el ocultamiento de las faces de Hashém adviene "por todo el mal que hizo; porque se dirigió a deidades otras" ("'al kol hara'áh Ashér 'asah, ki panáh El Elohim Ajerím" = 1847), (Mal. 2,9) "que no cuidáis mis caminos" ("Ashér Einjém shomrím Et drajái"). Y tú, que vienes a endulzar la sentencia para devolver la luz que pareciera apagada, (Sam.1 19,2) "y te sentarás en secreto y te ocultarás" ("veiashávta beséter venijbéTa"), y te conducirás con precaución y modestia, porque está oscuro y es tiempo de calamidades y el ángel liberado para producirlas no distingue entre el bueno y el malo. Por tanto, [Bamidbar-Num. 14,42] "no subáis, porque no está Hashém en vosotros; y no caigáis derrotados ante vuestros enemigos": no luches contra la oscuridad, sino que bástate con agregar luz, y convoca a tí en puridad las cualidades sagradas, (Shemot-Ex. 2,24) "a Avraham, a Itsják, y a Ia'akóv" ("Et Avraham, Et itsják veEt ia'akóv") para enmendarte en ellas ante Hashém. Y sal, ve y comprende a tu prójimo y condúcete cual (Bamidbar-Num. 21,9) "E hizo Mosheh una serpiente de cobre" ("vaiá'as mosheh najásh nejóshet") para frenar la peste y la mortandad por medio de que vieran todos en la serpiente a sus propios pecados, y retornasen en teshuvah. Es la realización de la chispa del alma de mashíaj que guardas en tí. Hasta que estéis listos y se levante el Cohen Hagadól, el sumo sacerdote, el encargado de la expiación de todos, el que ama y persigue el shalóm y activa fuerzas de amor enormes, justamente él (y no, por ejemplo, un soldado armado), (Shemot-Ex. 8,13) "e inclinó Aharon su mano con su cayado, y golpeó-abatió al polvo de la tierra" ("vaiét Aharon Et iadó bematéhu vaiáj Et 'afár haArets") para doblegar y derrotar al enemigo; y con ello bastará.


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