Porque elevaré hacia el firmamento mi mano en este mundo, para hacer sobre las faces de la tierra al modo de lo que se hace en los cielos, y ello me habilitó a decir con certeza plena que vivo yo para siempre, para el mundo porvenir. Nuestro verso entero, con valor 1703, alude al celo sagrado de David: [Crón.1 21,13] "Y dijo David a Gad me es muy penoso; caeré ya en mano de Hashém pues grande y abundante es su misericordia, y en manos de hombre no caeré". Y desde la conciencia rectificada que refuerza en tí la fe plena y pura en cuyo seno sabes de dónde provendrá tu ayuda, no te despeñarás hoy preguntando (Vaikra-Lev. 25,20) "qué comeremos en el año séptimo si no sembramos" ("máh noJál bashanáh hashvi'ít hen ló nizrá'"), y tenderás a ser tsadík-justo que se deleita en cumplir lo que te ordenó Hashém (Vaikra-Lev. 23,22) "no acabarás la esquina de tu campo cuando coseches" ("ló tejaléh peAt sadjá bekutsrejá") pues de ello obtendrán su alimento el pobre y el menesteroso, el guér-converso, el huérfano y la viuda de tu entorno.
Moshéh se pone a sí mismo por ejemplo y señala "vivo yo para siempre" ("jái Anojí le'olám" = 269), pese a que (Jos. 23,14) "y he que yo me voy hoy", y será que (Sam.1 16,13) "desde el día de hoy para arriba (hacia delante)" ("mehaióm hahú vamá'lah") no podrá más (Ez. 13,5) "pararse en guerra" ("la'amód bamiljamáh") ante el pueblo y conducir (Crón.2 14,17) "combatientes valerosos" ("guivoréi jáil"). Pues desde ahora estará a tu cabeza su Torah sagrada por heredad eterna para iluminarte el camino, (Nej. 12,1) "y éstos (son) los cohaním-sacerdotes y los levitas" ("veEleh hacohaním vehalevím") que sirven en lo sagrado y conducen (Tehilim 149,1) "a una congregación de piadosos" ("bikehál jasidím"), que asemejándose concientemente a las cualidades del pastor fiel, le despertarán en el Jardín de 'Eden para que se pronuncie ante Hashém y diga (Lam. 1,11) "ve Hashém y contempla" ("reEh Hashém vehabítah") cómo tus hijos enmendaron sus caminos y hacen shalóm en la tierra; y desde allí se hará el tiempo propicio a la redención.
Y como deducirá todo quien reflexione al respecto, cuanto está dicho aquí acerca de Israel representa ejemplo y metáfora de camino para las naciones todas, y desde estas palabras se dibujarán también caminos al individuo -todo individuo, el individuo todo-, que elevará a lo Alto la acción de sus manos, y merecerá así las vidas del mundo, el mundo porvenir, vivir para siempre.
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