יום שבת, 21 ביוני 2014

Jukat día 1 - Jesed

Jukát para el domingo, Jesed en la semana. (Aclaración previa: la palabra hebrea "tumAh" tet-mem-Alef-hei suele maltraducirse por "impureza" o "inmundicia"; personalmente, con humildad, no creo que la palabra "tumAh" tenga traducción de un sólo vocablo al español, y sospecho que es intraducible en general; a lo largo del texto, desde ella y su derivado "tamé" que es el portador de tumAh, intentaremos explicarla) Bamidbar-Num. 19,11: "El que toca en un muerto de toda alma humana, (y) estará 'tamé' siete días". 
Dice rabí Iehudah en el Zohar Bereshit: Cuando pecó Adám, atrajo sobre sí fuerza de tumAh, y contaminó de tumAh a sí mismo y a todos los que vienen al mundo. Y eso es el najásh (serpiente) malvado, que es tamé y volvió tamé al mundo. Como estudiamos: cuando el ángel de la muerte quita almas de los hijos de Adám, queda de ellos un cuerpo tamé, que hace tamé la casa y hace tamé a todos los que se le aproximan; hasta aquí sus palabras sagradas: la tumAh es una fuerza contraria a la fuerza de la vida, y siendo que salió a escena por la grieta que abrió el pecado en el desarrollo de la obra, así también es siempre revelación del lado malo, de la oscuridad contra la luz, y de la muerte contra la vida. Y nuestra labor consiste en endulzarlo todo, elevarlo todo. 
Dice el Rey del mundo (Shir HaShirim-Cantar 6,11) "Al jardín de nuez descendí". Baja como si fuera el Creador a ver los retoños del río, a ver si floreció la vid, si brotaron las granadas. "El que toca en un muerto de toda alma humana" se contamina de tumAh, es aislado de su posición en la sociedad, y desciende a purificarse, a atraer vitalidad nueva que anule a las fuerzas contrarias a la vida que han saltado a vestirle. Siendo que "El que toca en un muerto de toda alma humana" ("hanogué'a bemét lejól nefesh Adám") vale 1125, igual que "Al jardín de nuez descendí" ("El guinát Egóz iarádti"), bien querremos saber acerca del jardín de nuez, la "guinát Egóz" que vale 470 igual que "Shlomoh Hamélej", "el rey Salómón" que dejó aquí un sello oculto para decirnos que directamente de Hashém, que descendió a él como si fuera, recibió su canto: el jardín de nuez vale también como "las profecías" ("hanevuOt") en que como si fuera desciende Hashém hasta dentro del sistema cognitivo del hombre para despertarle a ver lo que adviene; y en general, es el lugar en que se cumple que si Hashém ilumina su rostro y se revela, (Tehilim-Salmos 148,2) "AlabadLe todos Sus ángeles, alabadLe todas Sus milicias": todo "lugar" en que la Luz que desciende de lo Alto recibe de inmediato la respuesta de luz que se consagra y se eleva de lo bajo. Y de eso se tratan los días de "purificación" del tamé (del mismo modo que hay que descender por escaleras para sumergirnos en una mikveh): la tumAh obstruye sus herramientas y bloquea el acceso a él del fluido vital de lo Alto, y entonces él pasa un proceso de limpieza y renovación de los conductos para retornar a la vida en plenitud. Al jardín de nuez promete Hashém que descenderá, al lugar en que Le alabarán en reconocimiento y gratitud, en que se aferran a la vida, dan para agradecer lo que reciben, toman "para sí", para incidir con Bien.
¿Cuál es la sustancia de esos siete días en que la tumAh rige sobre quien ha tocado muerte? "Y será tamé siete días" ("utamé shiv'át iamím") habla de limitación por precaución: que la sacralidad no sea dañada por el contacto con la tumAh. En su valor 928, se conecta con otras expresiones del mismo fundamento: la limitación de la libertad del hombre por su conexión e interdependencia con otros, comenzando por la mitsvah "Honra a tu padre y a tu madre" (= 928); la limitación a todo apetito y deseo, porque en cantidad exagerada también el bien se vuelve mal, como comprendemos de las palabras (Mishléi-Prov. 25,16) "Miel has hallado, come lo que te es suficiente" y no más (y termina diciendo: no sea que te hartes y la vomites); en el mismo contexto, la definición de límites al mundo nuestro y el depósito de agua fuera de él en el acto de la creación, como está escrito (Bereshít-Gen. 1,6) "Sea cielo dentro (en medio) del agua"; límite incluso a la misericordia de los cielos insinuado en el llanto (Eijah-Lament. 2,21) "Carneaste, no te apiadaste" ("tavájta, lo jamálta"); todos éstos agrupados en el valor numérico 928, como también la promesa de que tras la etapa de Havdalah o discriminación (que estará tamé y aislado siete días) habrá Hamtakah o endulzamiento como está escrito (Shmuel1 20,12) "y retornará su espíritu" ("vatáshov rujó"), tal como retorna el alma del hombre a él cada día (y agradecemos "que devolviste en mí mi alma, cada día, siempre con piedad), y aún como si con ayuda de Hashém merecerás retornará a tí tu alma al momento de la resurrección de los muertos. Tal como hallamos en Adám, el contacto con la tumAh limita, y tales limitaciones que provoca se equiparan de modo preciso con el resto de las limitaciones que rigen sobre nosotros, inscriptas en nuestros naturaleza y destino.
¿Quién es el hombre que desea la vida, ama los días para ver Bien? ¿Quién es aquél que se aisla de toda tumAh, y aún más, se convierte en experto en pureza? Aisla tu lengua del mal y tus labios de hablar mentira, responde el salmista. Y agrega más en general, en un verso completo que vale 2053 exacto como el verso completo "El que toca en un muerto de toda alma humana, (y) estará tamé siete días", que viene a reparar el foco, a elevar hacia lo Alto en Jesed sublime con endulzamiento completo la alegría del tamé por su proceso de purificación (Tehilim-Salmos 34,15): "Aíslate del mal y haz Bien, pide Shalóm y persíguelo". Hacer Bien en plenitud reclama que le anteceda la aislación respecto de todo mal, y aún así, también desde dentro de una situación que incluye mal, haz el bien siempre, porque el Shalóm es un desafío tan maravilloso e inmenso que no basta "pedirlo": también hay que perseguir.

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