יום שלישי, 24 ביוני 2014

Jukát, aliah del miércoles, Netsaj en la semana


Jukát, aliah del miércoles, Netsaj en la semana. Bamidbar-Num. 20,15: "Y descendieron nuestros ancestros a Mitsráim, y nos asentamos en Mitsráim días muchos, y nos hicieron mal los de Mitsráim a nosotros y a nuestros padres".
Mosheh envía mensajeros al rey de Edóm, con el pedido de autorizar a los hijos de Israel a cruzar su tierra; y nos interesa saber realmente qué mensaje le envió, qué mensaje nos regaló a su través.
"Y descendieron nuestros ancestros a Mitsráim" tiene valor 1080, una cifra llena de pistas compartidas: 1080 fragmentos (de 3 segundos y un tercio cada uno) hay en la hora, cada uno propicio para una fuerza distinta; porque descender a Mitsráim implica someternos a las fuerzas y leyes de la naturaleza, aceptar la limitación que se desprende del volverse el milagro de la vida de revelado en oculto; y despierta la necesidad de sabiduría y entendimiento intuitivo que suplan la fuerza de la conexión a lo Alto que se ha debilitado. "Mitsráim" sale de "tsar" = estrecho, de "tsarah" = desgracia: la pérdida de las herramientas superiores con que contamos en la tierra de Israel, y recepción de herramientas terrenas. No nos asombrará que (Divrei-Crónicas 2 20,9) "Y clamamos a Tí desde nuestra tsaráh" ("vaniz'ak Eleja mitsaratenu" = 1080) resulte nuestra primera respuesta a la caída. Desde lo Alto, la reacción es clara: si somos merecedores, (Isaías 66,1) "El firmamento es mi asiento, y la tierra apoyo de mis pies" y la redención se aproxima a venir todo tiempo que haya en vuestras manos la capacidad rectificada de recibirla, porque no hay límite a las posibilidades de las manos de Hashém. Tiene objeto el descenso (Tehilim 117,1): "Alabad a Hashém todos los pueblos, ensalzadlo todas las naciones" (=1080): si el pueblo de Israel toma el ejemplo de Avraham y se aboca a poner la certeza monoteísta en boca de los hombres, la redención se materializará para consagrar el nombre de Hashém en el mundo.
En honor de la misión, "y nos asentamos en Mitsráim días muchos" que vale 1092, exacto como el anuncio que debemos probar ante Mitsráim (Tehilim 36,8): "Cuán cara es tu Piedad E-lokím, y los hijos del hombre en la sombra de Tus alas se recogerán", porque no hay Jesed-Piedad más poderoso que el que nace del Rigor, de la Guevurah apodada E-lokím, de la que emana la sombra de alas; y sólo quien tiene mérito sagrado de sus ancestros o gran consagración de Hashém que invocar en su favor, estará cierto de su condición de (Ester 6,7) "aquél a quien el Rey desea honrar" ("Asher hamélej jaféts beikaró"), que vale 1092, y se podrá arriesgar a permanecer en Mitsráim cuanto sea necesario, y hasta erigir allí centros de influencia para bien, aún si días muchos su obra requiera.
Cuántos se levantaron y se levantan aún contra Israel, desde fuera y desde dentro, que en cada generación se yerguen sobre nosotros para aniquilarnos (como dice el párrafo "vehí she'amdáh" en la hagadah de Pesaj). Y todo quien abunda en "relatar acerca de la salida de Mitsráim" ("lesapér beietsiAt mitsráim" = 1263), que equivale a "y nos hicieron mal los de Mitsráim a nosotros y a nuestros padres", pone en nuestras manos las llaves de la salvación, y el mérito de su luz le acompañará siempre. Debemos recordar (evocar, activar) en cada generación, cada hombre, a nuestra conciencia a cada instante, que todo el destino está en manos de Hashém, y lo que fuiste hasta este mismo instante no determina en absoluto ni tu presente ni tu futuro; desde que, también con valor 1263, (Amos 3,8): "El león ruge... quién no temerá; Hashém E-lokím habla... quién no profetizará". Desafío fuerte y asombroso en nuestras manos, para vencer ("lenatséaj", de Netsaj) la interpretación para mal que ofrece servida la lectura literal de los dichos, y endulzar el rigor del juicio desde su propia médula y sustancia. Y conducir una era nueva en la que todo, todo sin excepción, es comprendido (y entonces determinado) exclusivamente para Bien.

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